sábado, 19 de julio de 2014

Bienvenido, Barcelona Metal Fest

La aparición de un nuevo festival de música especializado siempre es una buena noticia. Y pongo el acento en lo de especializado, porque parece que últimamente lo que se lleva en este tipo de eventos es un eclecticismo un tanto desconcertante. Si además el nuevo festival se ocupa de un género que, a pesar de su capacidad de supervivencia al margen de modas pasajeras, parece echar de menos un espacio propio en Barcelona, la noticia aún es mejor.

La primera edición del Barcelona Metal Fest se celebró el pasado 6 de julio en el Poble Espanyol, justo el mismo fin de semana en el que se estrenaba otro sonado festival metalero en Santa Coloma. Para su presentación, los organizadores optaron por un cartel accesible, por definirlo de alguna manera, con tres bandas nacionales (Ankor, Inmune y Sôber), unos clásicos del género (Paradise Lost) y un grupo con una propuesta capaz de atraer a un público más amplio (Within Temptation).

Después del retraso en la apertura de puertas, que acabó lastrando todos los conciertos, los tarraconenses Ankor se encargaron de dar el pistoletazo de salida al festival. El concierto tuvo como alicientes la presentación de la nueva cantante de la banda, Jesse Williams, y una puesta en escena bastante divertida que se ganó al público más madrugador.

Inmune fueron toda una sorpresa, ya que ignoraba totalmente que se trataba del nuevo proyecto de Morti, ex Skizoo y ex El fantástico hombre bala. Al verle aparecer en el escenario, calzado con unas deportivas con alas al más puro estilo Hermes, y oírle entonar los primeros temas, tuve la sensación de reencontrarme con un viejo conocido. Las canciones de Ilumíname, el único disco del grupo hasta la fecha, sonaron muy bien, sin duda engrandecidas por el carisma que destila Morti en todas sus actuaciones.

De Sôber, nada nuevo que decir. La banda, primer plato fuerte del festival, se mantiene en un estado de forma admirable, enérgica y contundente, pero a la vez muy cercana a su público. Los hermanos Escobedo y compañía demostraron que no viven de rentas: sus clásicos, como Loco o Arrepentido, provocan el delirio entre sus fans, pero los temas más recientes también parecen haber calado hondo. A destacar la inclusión de uno de los cortes de su primer disco, Cubos, que se ha hecho un sitio en los setlists de la banda en detrimento de otros temas que podrían considerarse más evidentes, como Predicador o Vacío.

Sôber (foto: Barcelona Metal Fest)

Y llegó el turno de Paradise Lost, a quienes esperaba con ansiedad porque nunca los había visto en directo. Lamentablemente, las interminables pruebas previas al concierto no se tradujeron en nada y la banda sonó realmente mal. El pobre Nick Holmes iba perdidísimo, no se oía, y en algunos temas tenía grandes dificultades para acertar las notas. Por si fuera poco, el escaso público y la frialdad general de éste, más pendiente de la próxima actuación de Within Temptation, no ayudaron a mitigar los problemas. Estos inconvenientes, no obstante, no impidieron que disfrutara tanto como pude del concierto de los británicos.

Con más de 25 años de historia, Paradise Lost son considerados emblemas del Doom pero lo cierto es que su carrera ha transitado por estilos muy diferentes, jugueteando incluso son las sonoridades más electrónicas. En directo son capaces de tocar todos esos palos, como si no quisieran renegar de ninguna de sus etapas o intentaran satisfacer a todos sus seguidores. Así, la voz de Holmes pasa en cuestión de minutos del registro gutural de los primeros discos de la banda a la limpieza que la caracteriza en álbumes como One second o Host.

El voluntarismo del grupo no fue suficiente para que sus temas destacaran como se merecían. A pesar de eso, me alegró disfrutar en directo del rammsteiniano Isolate, de los pegadizos So much is lost y Erased, del contundente Never for the damned, de uno de mis discos favoritos (In requiem); y, por supuesto, del mítico Say just words, que seguramente me sonó perfecto porque mis recuerdos lo acompañaban.

Sharon den Adel (foto: Eargasm web)
Y así fue como llegó el momento de los cabeza de cartel, unos Within Temptation que eran el principal reclamo del festival pero que, aún así, tampoco contaron con la cantidad de público deseable. Su espectáculo, bastante más largo que el de sus predecesores, fue sin duda el que dispuso de mayores recursos técnicos: dos niveles en el escenario, una pantalla que se utilizó durante todo el concierto para proyectar imágenes creadas especialmente para la presentación de su último disco, Hydra, y un sonido mucho más pulido que el de Paradise Lost fueron algunos de los elementos que hicieron brillar a la banda holandesa.

La propuesta sinfónica del grupo funcionó muy bien sobre las tablas. Sharon den Adel es una frontwoman completa, de gran belleza, simpatía inagotable y con una voz privilegiada que es capaz de compaginar con saltos y carreras continuas por todo el escenario, lo que tiene un mérito tremendo, incluso contando con esa red de seguridad que le proporciona la voz doblada en directo.

En el concierto no faltaron los grandes temas de la banda, destacando especialmente clásicos como Mother Earth, Ice Queen o la enérgica Stand my ground. También hubo ocasión de disfrutar de algunos dúos que ha protagonizado Sharon den Adel con otros vocalistas, como por ejemplo el tema Paradise (What about us?), interpretado junto a Tarja, y de una curiosa versión de Lana del Rey.

El completo espectáculo de Within Temptation fue el encargado de cerrar un Barcelona Metal Fest que adoleció de una entrada demasiado floja pero que merecería tener una segunda oportunidad y afianzarse en la programación musical de la ciudad. Seguramente no ayudó a su éxito el hecho de que se celebrase en domingo y el mismo fin de semana que tenía lugar el Rock Fest de Santa Coloma.

martes, 24 de junio de 2014

Vetusta Morla: "Nos quedan muchos más regalos por abrir"

Hace tiempo que ese verso de Los días raros me acompaña de forma insistente. Así que, después del gran concierto del 10 de mayo en Razzmatazz, fue inevitable que permaneciera en mi cabeza como un eco, dilatando esa sensación de felicidad absoluta que a menudo me regala la música en vivo.

Con tres discos publicados (sin contar la BSO del vídeo-juego Los ríos de Alice), Vetusta Morla son una de las propuestas más sólidas y personales del rock español. Creo que buena culpa de ello la tiene toda la experiencia acumulada en los diez años que transcurrieron hasta la edición de su primer CD, Un día en el mundo (2008), pero también la propia ambición de un grupo que parece buscar constantemente la calidad, mimando sus composiciones tanto en el estudio como en el directo.

Había muchas ganas de ver en concierto a los madrileños después de la única experiencia previa del BAM 2012, donde tocó disfrutar de ellos rodeada de unos cuantos miles de personas y en el contexto de una Fiesta Mayor. Llegaban a Razzmatazz con su tercer disco, La deriva, recién estrenado, y con el favor incondicional de un público que había agotado las entradas antes incluso de escuchar el nuevo trabajo, obligando a la banda a programar dos noches en Barcelona y hasta cinco en Madrid.

Sobre los teloneros, los mexicanos Zoé, poco o nada que decir. El sonido era tan malo que hizo imposible valorar su música, hasta el punto de que era difícil distinguir en qué idioma cantaban. Afortunadamente, los inconvenientes técnicos desaparecieron cuando Pucho y los suyos hicieron entrada en el escenario dispuestos a abordar un repertorio nada desdeñable de 22 canciones.

Si hubiera que destacar algo del setlist, sería la falta de complejos a la hora de presentar el nuevo disco, que interpretaron íntegramente. Ya de entrada cayeron seguidos cinco temas de La deriva, empezando por la homónima y siguiendo por Fuego, Golpe maestro, La mosca en tu pared y Pirómanos. Cuando otros grupos se atreven con algo así, suelen encontrarse con la frialdad de un público que aún no ha tenido tiempo de hacerse suyos los temas y que apenas puede corear los singles. Pero éste no fue el caso; las canciones nuevas habían calado en pocos días y no desentonaban para nada en un repertorio que rehuía así el recurso fácil de los "grandes éxitos".

Entre los temas de La deriva, no puedo dejar de destacar el kafkiano La mosca en tu pared, un corte pasional y lleno de matices que tuvo una versión en directo más que satisfactoria, con Pucho interpretando la letra de manera visceral, retorciendo su cuerpo detrás del micrófono como si se tratara del mismo insecto al que alude la canción.



Después de la primera ración de temas nuevos, el grupo dio un pequeño paso atrás para tocar uno de los clásicos de Mapas (2011), Lo que te hace grande, al que seguiría una versión revisada de Un día en el mundo que, como no podía ser de otra manera, fue ampliamente secundada por el público. Tras la subida de intensidad, se coló otro de mis temas favoritos de La deriva, el precioso Cuarteles de invierno, donde Pucho vuelve a conmover con su intensidad interpretativa: "Y ahora sólo intento vaciar. Sólo necesito despegar. Fue tan largo el duelo que al final casi lo confundo con mi hogar".

Y si se trata de emocionar, pocas canciones son tan efectivas como Maldita dulzura (Mapas, 2011), que fue coreada de principio a fin. La fuerza controlada de La grieta y Mapas dio paso a la parte más intimista del concierto, que arrancó con un tema del último disco, ¡Alto!, siguió con una versión renovada del clásico Copenhague, menos preciosista que el tema original, y se cerró con Las salas de espera.

Como mandan los cánones de la música en directo, este pasaje tranquilo no tendría otra respuesta que una auténtica explosión de energía. Valiente, el gran éxito de Un día en el mundo, irrumpió tímidamente, como ya viene siendo habitual, con una introducción prácticamente a capela que se transformaría en cuestión de segundos en una absoluta descarga de adrenalina colectiva. La siguieron la alegre Tour de Francia; La cuadratura del círculo, con su apoteósico final que crece hasta agotar el oxígeno de la sala; y una Fiesta Mayor que cerró el set principal por todo lo alto.

Para el primer bis, la banda se reservó una tríada de lo más heterogénea. Los de Tres Cantos volvieron a escena con el tema más lírico de su último disco, Una sonata fantasma, una suerte de cuento agridulce que nunca imaginé que llevarían al directo. Subieron la intensidad con Sálvese quien pueda, de su primer álbum, y alcanzaron el cénit con la reivindicativa El hombre del saco, cuyo final extendido sirvió de acompañamiento a un discurso movilizador de Pucho.

Cerrado el primer bis y tras unos instantes de ansiedad, llegó el momento más mágico del concierto, esos minutos de felicidad absoluta que mencionaba al principio a cuenta de Los días raros. Un piano, "Ábrelo, ábrelo despacio...", un juego de sutilezas y silencios, la sensación de que falta aire para pronunciar esos versos con la toda la emoción que te producen, la alegría de compartir esa experiencia con personas a las que quieres, "nos quedan muchos más regalos por abrir", los ojos vidriosos, la gratitud por ese aquí y ese ahora, el eco que permanece y una sonrisa de oreja a oreja.

No está nada mal para acabar un concierto.

martes, 6 de agosto de 2013

Nine Inch Nails: Como si nunca se hubieran ido

Si no fuera porque se les ha echado mucho de menos, parecería que no ha pasado el tiempo desde aquel 2009 en el que Trent Reznor dio por concluida de manera indefinida la trayectoria de Nine Inch Nails (lee la crónica de su concierto de despedida en Madrid). Cuatro años después, la banda ha vuelto a los escenarios con una frescura que emociona, a lo grande, sin vacilaciones... certificando que, a día de hoy, hay pocos proyectos musicales con tanta solvencia.

A principios de este 2013, Reznor anunciaba que Nine Inch Nails resurgían de sus cenizas para actuar próximamente en varias ciudades de todo el mundo. Para esta nueva etapa, la banda volvía a cambiar de componentes, a excepción de Ilan Rubin, que repetía como batería, y de Alessandro Cortini, que volvía a los teclados después de ausentarse en las últimas giras. Se incorporaban al grupo Eric Avery de Jane's Addiction, Josh Eustis de Telefon Tel Aviv, y el veterano Adrian Belew de King Crimson. Poco después se conocía también la futura publicación de un nuevo disco bajo el título de Hesitation marks, lo que daba a entender que el regreso del grupo no consistiría en ningún caso en un mero ejercicio nostálgico y pasajero.

Mientras los seguidores de la banda alimentaban su ansiedad, el proyecto evolucionaba. Avery y Belew se apeaban de él antes del comienzo de la gira y, para regocijo de muchos, regresaba el mítico Robin Finck, con el que Nine Inch Nails siempre son mucho más Nine Inch Nails, para qué negarlo. Paralelamente, también transcendía el primer tema del nuevo disco, Came back haunted, que algunos han querido comparar con las primeras composiciones de la banda pero que a mí me recuerda sobre todo algunos de los cortes del álbum Year zero. Para el vídeo-clip de este sencillo, Reznor ha contado ni más ni menos que con la dirección de David Lynch, con el que ya había colaborado en la película Carretera perdida (1997). El resultado, una locura visual y orgánica digna de las mentes de ambos genios.

Debut en Japón


Nine Inch Nails durante su actuación en el Fuji Rock. Foto: nin.com


Y así llegamos al 26 de julio de 2013. Después de cuatro años, Nine Inch Nails regresan a los escenarios en el festival Fuji Rock, en Japón, en medio de una gran expectación, más aún cuando Reznor había prometido un gran espectáculo donde la iluminación iba a jugar un papel esencial. Efectivamente, una serie de paneles móviles donde se proyectan luces y sombras acompañan a los cinco componentes de la banda sobre las tablas, creando la ambientación adecuada para un recital que combina los grandes clásicos del grupo con algunos temas nuevos.

La actuación se inicia con Copy of A, uno de los cortes del álbum inédito. El tema, que tiene una base casi exclusivamente electrónica, permite con su sutil crescendo la progresiva entrada de los cinco miembros de NIN, que se alinean al mando de teclados y sintetizadores. Esta disposición se mantiene para una de las primeras sorpresas de la noche, una versión alternativa de Sanctified, tema del Pretty Hate Machine (1989) que no habían tocado desde 1996!! Desde mi punto de vista, éste es el tipo de dato que demuestra la vitalidad de una banda (guste más o menos la nueva interpretación de la canción). La tríada electrónica con la que arranca el concierto se completa con el primer single de Hesitation Marks, Came back haunted, que se estrena en directo con buena nota.

A partir de aquí, guitarras y batería entran realmente en acción. Al principio, de una manera más bien tibia, con 1,000,000, un tema de The slip (2008), su último disco hasta la fecha. A continuación, con esa pareja mítica que conforman la desatada March of the pigs y Piggy. Para entonces, el que posiblemente sea el mejor disco de la banda, The downward spiral (1994), ya ha impuesto su superioridad sobre el escenario. Un momento de locura, un breve respiro y llega la pesadez adictiva de Reptile, envuelta como siempre en luces verdes, con la guitarra implorante de Finck desligándose del resto a media canción.

Los clásicos caen uno tras otro en este punto del concierto. Volvemos a los inicios de la banda con la siempre efectiva Terrible lie, seguimos con la tórrida Closer y nos quedamos nuevamente sin aire con Gave up. La instrumental Help me I'm in hell es la última aportación al núcleo duro del recital, que ahora sigue con temas más recientes. Me, I'm not, de Year Zero (2007), allana el camino a Find my way, uno de los estrenos de la noche. Las siluetas de la banda acompañan un tema nuevamente electrónico, reposado y sostenido.

Tras esa nueva muestra de lo que traerá el nuevo disco, Reznor dirige la vuelta a terrenos ya abonados. The way out is through se encarga de recuperar la intensidad de manera progresiva para acabar eclosionando en la batería acelerada y el grito catártico de Wish: "This is the first day of my last days!". Le siguen Survivalism, la carta de presentación de Year Zero, bien afianzada en los setlists de la banda, y otro tema de este mismo álbum, The good soldier. Curiosamente, ahora le llega el turno a otra dupla del disco anterior, With teeth (2005), a menudo presente en la parte final de los conciertos de Nine Inch Nails. Se trata de los cortes Only, ligeramente modificado en la melodía vocal, y The hand that feeds.

Y para el cierre del concierto, ninguna sorpresa. El himno Head like a hole, del primer disco, proporciona la última descarga de adrenalina colectiva justo antes de la intimidad desgarradora de Hurt. Verdaderamente, como si nunca se hubieran ido.

lunes, 2 de abril de 2012

Delacroix en Barcelona

Este 2012 está siendo un año verdaderamente interesante a nivel artístico en Barcelona. En estos momentos, coinciden al menos tres exposiciones de primer orden, las de Delacroix y Goya en CaixaForum, y la de gótico catalán en el MNAC.

La muestra del pintor romántico Eugène Delacroix, organizada conjuntamente por la Obra Social "la Caixa" y el Museo del Louvre, es de absoluto lujo, y sin embargo gratuita, un pequeño detalle que, tras diez años de funcionamiento, hace de CaixaForum uno de mis lugares favoritos de la ciudad. Bajo el título Delacroix (1798-1883), los comisarios han reunido más de 100 obras del artista francés, entre bocetos, grabados, acuarelas y óleos. Entre los cuadros, se hallan algunos muy conocidos, como Las mujeres de Argel en su aposento, Grecia expirando sobre las ruinas de Missolonghi, Medea o Muerte de Sardanápalo (boceto).

Las obras de Delacroix se hallan agrupadas según su tipología o motivo. Así, hallamos, entre otros, un espacio dedicado a los retratos, otro donde quedan reflejadas temáticas de tipo histórico, una serie de excepcionales grabados creados para ilustrar el Fausto de Goethe, e incluso un apartado donde se recogen las obras de inspiración religiosa.

Personalmente, me han cautivado las litografías de Fausto, algunas de las imponentes obras de gran formato, como Grecia expirando sobre las ruinas de Missolonghi, y aquellas que ilustran episodios mitológicos. Entre estas últimas, se cuentan las diferentes versiones de Medea, donde la hechicera, en cruel venganza por el engaño del héroe Jasón, deja caer de sus brazos a sus propios hijos con el fin de matarlos. También se inspiran en los mitos griegos las pinturas donde Delacroix retrata a Perseo/San Jorge al rescate de Andrómeda, auténticas explosiones de color donde el artista parecer rehuir la línea del dibujo.

La exposición Delacroix (1798-1883) se podrá visitar hasta el 20 de mayo en el CaixaForum de Barcelona, donde comparte espacio con otra muestra excepcional de Goya, artista que precisamente influyó de manera esencial al pintor francés. "Todo Goya palpita a mi alrededor", escribió Delacroix durante un viaje a España.

Muerte de Sardanápalo (boceto) (Museo del Louvre)

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Pearl Jam Twenty (IV): el documental

Que nunca llueve a gusto de todos está claro. También es posible que puedan acusarse ausencias más o menos importantes al montaje final. Pero, aún así, creo firmemente que el documental que recoge los 20 años de carrera de Pearl Jam es en términos generales una obra notable y, sobre todo, emocionante.

El director Cameron Crowe, amigo de la banda y autor de la nostálgica cinta Singles, ha sabido aprovechar la apasionante historia de la génesis del grupo (al nivel de cualquier obra de ficción) para nutrir la parte más importante de la película. Así, asistimos con emoción a la trayectoria de Mother Love Bone, el grupo que integraron dos de los fundadores de Pearl Jam, Jeff Ament y Stone Gossard, junto al malogrado y carismático cantante Andrew Wood. En esa parte del documental, también se recogen los vínculos de amistad con Chris Cornell y su banda, Soundgarden, o la "difícil" relación con los contemporáneos Nirvana (el primer disco de Pearl Jam, Ten, coincidió en el tiempo con el mítico Nevermind).

Pearl Jam Twenty narra con bastante detenimiento los primeros años de la banda, contextualizados en la escena de Seattle. En cambio, la segunta mitad de la carrera del grupo, que parte del punto de inflexión que supuso la tragedia de Roskilde en el 2000, fluye con más precipitación, seguramente porque su principal objetivo es demostrar que la banda ha alcanzado la madurez y que ha sabido sobrevivir a cualquier tipo de desgaste.

Decía antes que en el documental hay ausencias más o menos importantes. La más comentada, talvez, es la que se refiere a los baterías que han pasado por el grupo. El tema se despacha mediante una especie de gag en el que vemos sucederse a toda velocidad, y con tono humorístico, a todos los que han ocupado el "puesto maldito". Sí, es cierto que han sido unos cuantos, pero nadie negará que algunos de ellos han tenido un peso específico, como Dave Abbruzzese en los inicios o Matt Cameron en la última etapa. También sorprendre que no haya ninguna referencia a Boom, el teclista que ha acompañado al grupo en los últimos años.

En el capítulo de ausencias, algunos también han querido señalar la poca profundidad a la hora de tratar los problemas de adicciones de Mike McCready o la omisión de cuestiones como los grupos paralelos y el club de fans (Ten Club). Sobre Mike, creo que existe la voluntad clara de no entrar demasiado en la vida privada de los componentes del grupo, y sobre el resto de temas, seguramente la única razón para haberlos obviado es la limitación de metraje.

Sea como sea, Cameron Crowe ha hecho un buen trabajo a la hora de realizar un documental que, sobre todo, gustase a los fans. No faltan los momentos emotivos, que tienen el gran colofón en la interpretación final y terriblemente simbólica de Alive. Se cuentan historias interesantes y se rescatan grandes momentos de la trayectoria de la banda. Y, como no, también se escucha muy buena música. Todo esto aderezado con unos cuantos episodios absolutamente cómicos, como el referente a la fiesta de presentación de Singles o la visita a casa de Stone Gossard, que se descubre como un personaje hilarante.

El poso que me quedó tras haber visto la película es difícil de explicar. Puede que sea imperfecta, como todo en esta vida, pero sólo sé que al salir del cine tenía una extraña sensación de orgullo. Me sentía feliz y orgullosa de ser seguidora de Pearl Jam, un grupo que me ha acompañado tantos años de mi vida y que me ha brindado grandes ilusiones. Un grupo formado, además, por gente coherente y que merece ser escuchada más allá de sus canciones. Por si fuera poco, fue un placer poder disfrutar del documental en una sala de cine (Icaria Yelmo de Barcelona) rodeada de gente que sentía probablemente la misma pasión que yo por la banda.

A continuación podéis ver el trailer de la película:

lunes, 5 de septiembre de 2011

Pearl Jam Twenty (III): segunda noche de festival

El setlist que ofrecieron Pearl Jam en la primera jornada de su festival Destination Weekend provocó disparidad de opiniones. Algunos fans, los más exigentes, se quejaron de un exceso de versiones y colaboraciones, además de la ausencia de algunos temas "imprescindibles". Aunque yo podría estar de acuerdo en que el repertorio era un poco extraño, también sabía que no debía juzgarlo sin tener en cuenta el concierto del domingo. Y no me equivocaba. Para la segunda noche de festival, el grupo reservó un espectáculo más completo, de más de 3 horas, con 33 temas que incluían aquellos que son "vacas sagradas" para la mayoría de seguidores, como Alive y Jeremy; auténticas rarezas, como una nueva canción de Eddie Vedder; y el final de concierto clásico que muchos fans no perdonan, con Rockin' in the free world y Yellow Ledbetter. Por si fuera poco, sólo se repitieron dos temas respecto a la primera noche, Hunger Strike y Reach down, integrados en un set dedicado nuevamente a Temple of the Dog que volvió a contar con la participación de Chris Cornell.

Éstas son las canciones que sonaron el domingo en Alpine Valley:
  • Wash
  • The fixer
  • Severed hand
  • All night 
  • Given to fly
  • Pilate
  • Love Boat Captain
  • Habit (con Liam Finn)
  • Even flow
  • Daughter + It's OK
  • Leatherman
  • Red mosquito (con Julian Casablancas de The Strokes)
  • Satan's bed
  • Elderly woman behind the counter in a small town
  • Unthought known
  • New world (con John Doe)
  • Black
  • Jeremy
BIS 1
  • Nueva canción de Eddie Vedder
  • Just breathe 
  • Nothingman
  • No way
  • Public image
  • Smile (con Glen Hansard)
  • Spin the black circle
BIS 2 (Temple of the dog con Chris Cornell)
  • Hunger strike
  • Call me a dog
  • All night thing
  • Reach down
  • Sonic reducer (con Mark Arm y Steve Turner de Mudhoney)
BIS 3
  • Alive
  • Rockin' in the free world
  • Yellow Ledbetter
A continuación, un vídeo de Spin the black circle donde Mike McCready se toma muy en serio lo de "spin" XD. Por cierto, siempre me sorprendre la tranquilidad del público americano, no se alteran por casi nada...


    domingo, 4 de septiembre de 2011

    Pearl Jam Twenty (II): primera noche de festival

    Como ya se presagiaba, la primera actuación de Pearl Jam en Alpine Valley ha estado repleta de grandes sorpresas. Numerosos artistas han pasado por el escenario para interpretar temas propios de la banda y versiones, destacando entre todos ellos Chris Cornell, que ha cantado junto a Pearl Jam una canción de Mother Love Bone y tres de Temple of the Dog.

    El setlist de esta primera noche de festival ha sido el siguiente:
    • Release
    • Arms aloft
    • Do the evolution
    • Got some
    • In my tree
    • Faithfull
    • Who you are (con Liam Finn, John Doe y Dan Peters de Mudhoney)
    • Push me Pull me
    • Setting forth
    • Not for you (con Julian Casablancas de The Strokes)
    • In the moonlight (con Josh Homme de Queens of the Stone Age)
    • Deep
    • Help me Help me
    • Breath
    • Education (con Liam Finn)
    • Once
    • State of love and trust (con Dhani Harrison, hijo de George Harrison)
    • Better man / Save it for latre
    • Wasted reprise
    • Life wasted
    BIS 1
    • Rearviewmirror
    • Stardog champion (Chris Cornell)
    • Say hello to heaven (Chris Cornell)
    • Reach down (Chris Cornell)
    • Hunger strike (Chris Cornell y Eddie Vedder)
    • Love reign o'er me
    • Porch
    BIS 2
    • Kick out the jams (con Mark Arm y Steve Turner de Mudhoney)
    Aparte de los músicos mencionados, en esta primera noche de festival se han dejado ver en Alpine Valley personalidades como Dennis Rodman (fan declarado de Pearl Jam), Bono, Neil Youg y Pete Townshend.

    A continuación adjunto dos vídeos bastante buenos de las colaboraciones de Chris Cornell, el primero de Hunger Strike y el segundo de Reach down. Cornell está en un muy buen estado de forma, me alegro de que haya vuelto por sus fueros.