martes, 12 de julio de 2011

La evolución natural de las series

Leía hoy un artículo en La Vanguardia sobre la creciente presencia de sexo y violencia en las series de televisión. El periodista subtitulaba: "Los expertos ven una propensión a lo extremo para buscar sorprender al espectador". Muy posiblemente es cierto que la aparición de contenidos más explícitos en la ficción televisiva responde al objetivo de "pescar" audiencia en un mercado de series absolutamente desbordante, pero eso no quita que la mayor presencia de sexo y violencia sea algo natural, cuya omisión en algunas producciones podría resultar incluso ridícula.

En el texto de La Vanguardia se habla de títulos como Spartacus, Juego de Tronos o True Blood, estas dos últimas del canal por cable HBO. La primera no la he visto pero sí las otras dos. Se dice que la introducción de escenas de sexo en Juego de Tronos incluso ha generado polémica en EE.UU., algo que me parece absolutamente fuera de lugar. Para empezar, ese es un contenido que ya aparece en las novelas de George R. R. Martin. Por otro lado, y como bien explica el autor, los hechos transcurren en una época "medieval" donde las luchas de poder no sólo tenían que ver con las guerras, sino también con los incestos y los hijos bastardos.



En el caso de True Blood, la serie de vampiros de Alan Ball (A dos metros bajo tierra), celebro que el sexo tenga un protagonismo destacado, ni que sea para compensar otras producciones, como The Vampire Diaries o la cinematográfica Crepúsculo. Vamos a ver, ¡que estamos hablando de vampiros! Seguramente hay pocos seres fantásticos tan sexuales como éstos, así que es absurdo recrearlos como simples almas en pena de tez pálida. Sí, los vampiros muerden en el cuello y absorben la vida. Lo necesitan y disfrutan con ello.


En definitiva, que con una televisión con centenares de series de todos los géneros y para todos los gustos, es absurdo rasgarse las vestiduras porque el sexo y la violencia se hayan hecho un hueco en algunas de estas producciones. Eso sí, a ver cómo se traslada esa tendencia natural a España, muy dada a imitar sin gracia los éxitos televisivos de otros lares.

No hay comentarios:

Publicar un comentario