lunes, 31 de agosto de 2009

Neil Gaiman, el señor de los sueños

Una de las películas más taquilleras y con mejores críticas de este año ha sido Los mundos de Coraline, una cinta de animación dirigida por Henry Selick, el mismo realizador de la popular Pesadilla antes de Navidad (a la sombra de un Tim Burton que en aquella ocasión ejerció de productor). Muchos ignorarán que este delicioso cuento está basado en el libro Coraline, de Neil Gaiman, prestigioso autor inglés de cómics y novelas.

El cómic es un género injustamente tratado. Muchos creen todavía que se trata de material infantil o, peor aún, que es cosa de "frikis" que se resisten a madurar. A menudo se piensa que su atractivo reside únicamente en los dibujos y que las historias que se explican son poco elaboradas o profundas. Tópicos, todos ellos, que no se ajustan a la realidad del género. En el mundo del cómic hay tanta diversidad como en cualquier otro campo, lo que implica temáticas para todos los gustos y diferentes grados de lectura.

Neil Gaiman es uno de esos guionistas que engrandecen las viñetas. Así lo avalan los numerosos premios que ha ganado desde que a mediados de los '80 decidiera dedicarse a esto del cómic, alentado por una entrevista con el maestro Alan Moore. Su obra más conocida es la serie The Sandman, actualmente recopilada en una decena de volúmenes. Se trata de una colección de historias fascinante, repleta de referencias mitológicas, muy original y, por si fuera poco, ilustrada magníficamente por artistas de diferentes estilos. El protagonista de la serie es Sueño, perteneciente a una familia conocida como Los Eternos, cuyos miembros son las representaciones antropomórficas de conceptos como la Muerte, la Desesperación o el Deseo. Resumir el argumento de The Sandman en pocas líneas es una tarea casi imposible porque se trata de una historia de muchas dimensiones, que transcurre en diferentes tiempos, espacios... e incluso en diferentes estados de consciencia. Así pues, lo mejor para conocer la serie es coger su primer volumen, Preludios y nocturnos, y dejarse llevar.

Neil Gaiman tiene en su haber otros cómics y novelas gráficas, entre ellos los infantiles Mr Punch y El día que cambié a mi padre por dos peces de colores. Además, el autor inglés tiene una interesante producción de novelas fantásticas, entre las cuales se cuenta Coraline, la segunda obra de Gaiman que llega a las pantallas cinematográficas después de que en 2007 se estrenara Stardust, basada en el libro homónimo. En el apartado de novelas, también se incluyen Humo y espejos, American Gods, Neverwhere o la hilarante Buenos presagios, escrita a cuatro manos con Terry Pratchett, el autor de la alocada saga fantástica Mundodisco.

viernes, 28 de agosto de 2009

The Downward Spiral Live

Que Nine Inch Nails no iban a despedirse de manera convencional estaba clarísimo. La programación de cuatro conciertos consecutivos en Nueva York y otros tantos (los últimos de la gira) en Los Angeles así lo presagiaba. A la espera de lo que pase en California entre el 2 y el 6 de septiembre, ya podemos afirmar que las actuaciones en NYC ha sido poco menos que históricas.

NIN han regalado a "la ciudad que nunca duerme" unos setlists larguísimos (32 canciones la última noche) plagados de sorpresas. La más importante ha sido, sin duda, la interpretación íntegra y en riguroso orden de The Downward Spiral, el disco más celebrado del grupo. Esta rareza adquiere una enorme importancia para los fans de toda la vida ya que supone la coincidencia en un único concierto de algunos de los mayores hits de NIN (Closer, Hurt, March of the pigs, Piggy, Mr Self Destruct, Reptile...) y de otros temas poco frecuentes o incluso inéditos, como la instrumental A warm place. Algún crítico sin escrúpulos podría pensar que tocar un disco de principio a fin es ofrecer un espectáculo excesivamente limitado. Una teoría que se desmorona porque The Downward Spiral es una auténtica biblia de NIN, un disco idolatrado por todos sus fans y donde no sobra ni falta nada, y porque el grupo no se limitó a reproducir sus canciones sino que añadió al concierto otros diez temas, entre ellos joyas como Physical o Metal.

Otra de las sorpresas en los conciertos de Nueva York ha sido la colaboración de Peter Murphy en dos de las actuaciones. El antiguo cantante de Bauhaus ha interpretado junto a NIN algunos de los clásicos de su grupo, aparte de la versión de Dead Souls de Joy Division que grabaron Nine Inch Nails para la película El Cuervo y el tema Reptile. En esta última canción Murphy se permitió la extravagancia de cantarla colgado por los pies, como si fuera un murciélago. Un acto un poco excesivo tal vez pero acorde con la oscuridad y el desgarro del tema.

Con estos antecedentes, los cuatro conciertos programados en Los Angeles se prometen muy especiales. Sólo espero que el proyecto de hacer un DVD de esta gira sea tan ambicioso como se merece y que todos los fans de NIN puedan conservar un buen recuerdo de este Wave Goodbye.

martes, 25 de agosto de 2009

Otoño musical

El otoño siempre ha sido una buena época para la música. El mes de septiembre suele traer la publicación de discos interesantes (aparte del desembarco masivo de coleccionables en los quioscos) y en este 2009 no va a ser una excepción.

Para las próximas semanas se esperan los nuevos trabajos de dos de mis grupos favoritos. Los británicos Muse pondrán a la venta el próximo 15 de septiembre su quinto disco de estudio, titulado The resistance. Por lo que ya se ha avanzado, se trata de un álbum temático, con unos contenidos políticos que se desmarcan de los anteriores trabajos del grupo. Respecto a su sonido, recupera la grandilocuencia de composiciones recientes (como Take a bow o Knights of Cydonia), recordando en algunos momentos las polifonías de Queen. Aunque el disco ya está disponible en la Red, de momento he preferido escuchar únicamente el primer adelanto, United States of Eurasia, un tema de casi 6 minutos en que se mezclan los crescendos y los coros al más puro estilo Freddy Mercury con pasajes de piano de lo más delicado. Por cierto, la versión en directo de este nuevo disco de Muse la podremos escuchar el próximo 27 de noviembre en el Pavelló Olímpic de Badalona (SOLD OUT).

También en septiembre, pero el día 20, se publicará lo nuevo de Pearl Jam, Backspacer (nombre de una tortuga apadrinada por el grupo). Las giras que ha emprendido el grupo este verano por Europa y Estados Unidos han permitido escuchar ya algunos de los cortes del disco: The fixer, Got some y The end. El CD parece seguir la línea marcada por los últimos trabajos de la banda con la peculiaridad de que se trata de su disco más corto (no llega a los 40 minutos). De momento no hay fecha para su presentación en España pero el grupo anunció recientemente en un concierto en Rotterdam que estarían de vuelta por Europa en un año, año y medio.

Ya en octubre llegará el nuevo y esperadísimo trabajo de Wolfmother, Cosmic Egg. La banda australiana se convirtió en una auténtica revelación en 2006 con su primer disco, un álbum homónimo cargado de hard rock de calidad (y que a muchos recordó el sonido más clásico de Led Zeppelin). Después de este debut triunfal y tras dilatar continuamente la llegada de un nuevo disco, el grupo sufrió un cambio de formación de lo más drástico. El cantante, Andrew Stockdale, se quedó solo tras la marcha de los otros dos componentes de la banda. El motivo, "diferencias irreconciliables". De momento, el primer adelanto del nuevo disco, New Moon Rising, parece que no rompe con el sonido que encumbró a Wolfmother, aunque tal vez no tenga el mismo atractivo de canciones tan maravillosas como White unicorn, Woman o Mind's eye.

Con el otoño más avanzado y como antídoto contra al frío, los chicos de Rammstein publicarán un nuevo trabajo, aún sin título conocido. Sí que se sabe que el álbum contendrá los tradicionales 11 tracks y que el grupo lo presentará en directo el próximo 12 de noviembre en Badalona. Si los alemanes siguen fieles a su estilo, no habrá frío que valga.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Pearl Jam, vivitos y coleando

Pearl Jam, dignos supervivientes de la hornada grunge de los 90, siguen sorprendiendo al personal. Talvez sus últimos discos no hayan supuesto capítulos esenciales de la historia del rock, como sí lo fueran Ten (1991), Versus (1993) o Vitalogy (1994), pero la capacidad de "seducción" de la banda sobre el escenario se mantiene intacta.

Así ha quedado demostrado en una minigira que ha ofrecido el grupo por cuatro ciudades europeas: Londres (con dos conciertos), Rotterdam, Berlín y Manchester. Este pequeño tour ha servido como aperitivo antes de la publicación el próximo mes de septiembre de Backspacer, el nuevo disco de la banda. De hecho, en las actuaciones ofrecidas se han podido escuchar en directo dos de los temas que formarán parte de este CD: The Fixer y Got some.

Estrenos aparte, lo que se extrae de esta gira veraniega es que el grupo está en plena forma. Y es que las cifras cantan. Si tenemos en cuenta el concierto previo que ofrecieron el 8 de agosto en un festival de Canadá y los cinco que han dado en Europa en esta última semana, nos encontramos con una banda capaz de sorprender contínuamente a su público. Para empezar, Pearl Jam han rubricado en todas sus actuaciones setlists de más de 25 canciones, llegando a la treintena de temas en Berlín. Pero lo que tiene más valor es la gran diversidad de su repertorio. En sólo seis conciertos, el grupo ha tocado más de 80 canciones distintas, incluyendo clásicos de todos sus discos, rarezas y versiones. Los temas que no han faltado en ninguna de las actuaciones han sido Why go, Even flow, Do the evolution, Alive y los dos estrenos, The Fixer y Got some.

La estructura de los conciertos también se ha mostrado flexible y sorprendente. Cinco temas diferentes han servido para abrir las actuaciones: Why go en dos ocasiones, Sometimes, Elderly woman behind the counter in a small town, Long road y Release. En su mayoría canciones tranquilas que han dado paso a compases mucho más contundentes. El set principal también se ha cerrado con temas diversos, mientras que los bises han acabado en cinco de los seis conciertos con la tradicional Yellow Ledbetter.

En lo que respecta a las versiones, Pearl Jam han vuelto a dejar muy claro de dónde bebe su música. The Who han sido casi omnipresentes, con dos de los temas de Quadrophenia, The real me y Love reign o'er me. Pero no sólo ha habido tributo a los mods. El grupo también ha homenajeado a sus amados The Ramones, con Sonic Reducer y un tag de Blietzkrieg Bop. Tampoco ha olvidado una de sus versiones clásicas, Rockin' in the free world, de "el abuelo" Neil Young. Y también han interpretado All along the watchtower de Bob Dylan, You've got to hide your love away de John Lennon y Angie de los Rolling Stones.

Con los setlists delante y después de leer las crónicas de muchos de los fans afortunados que han ido a verles, habría muchos otros aspectos que comentar. Me quedo, no obstante, con las muestras de cercanía del grupo y en especial de algunos de sus componentes, como el guitarrista Mike McCready; y con el buen estado de forma de la voz de Eddie Vedder. Para muestra un botón. Ladies and gentlemen, la preciosa Nothingman:

domingo, 16 de agosto de 2009

Atrayentes "Enemigos públicos"

Esta semana se ha estrenado la nueva película de Michael Mann, Enemigos públicos, con el evidente reclamo de Johnny Depp y, en menor medida, de Christian Bale. El film narra los avatares de John Dillinger, un asaltante de bancos que se hizo muy popular en los Estados Unidos de los años 30.

El auténtico John Dillinger y el personaje recreado por Johnny Depp

Depp encarna al gangster con su pasión habitual, acrecentada por el hecho de que el actor siente verdadera simpatía por el personaje, al que ve como un Robin Hood de la época (así lo ha afirmado en varias entrevistas). Aún así, no intuyo en su interpretación ninguna intención de convertir a Dillinger en un personaje caricaturesco o histriónico, como algunos querrían ver (sin duda influidos aún por el pirata Sparrow o la peculiar galería de personajes de Tim Burton). En esta película, me parece que un Johnny Depp más maduro se esfuerza por equilibrar el encanto suficientemente documentado de Dillinger con la dureza propia de un gangster que maneja más armas que Rambo. En esta tarea le ayuda de manera efectiva la gran Marion Cotillard, una dulce parisina que se ha ido consolidando en el cine norteamericano con paso firme. Su interpretación de Billie Frechette, la novia de Dillinger, es uno de los fuertes de la película.

Menos destacable es el trabajo de Christian Bale, quien encarna al agente del FBI Melvin Purvis, la necesaria némesis de John Dillinger. No creo que sea un problema achacable al actor sino más bien al guión, que no se detiene ni un momento para darnos a conocer al personaje con mayor profundidad. Es una pena, sin duda, porque podría haber sido interesante ahondar en su punto de vista (apenas insinuado en algunos pasajes, como el momento en que parecen asomarse unas lágrimas a los ojos de Purvis). Detecto esa misma falta de atención en otra vertiente de la historia que podría haber dado más de sí: la fascinación que parece sentir la gente por la figura de Dillinger. Se muestra brevemente en un par de escenas pero creo que debería estar más presente durante todo el metraje.

Por lo demás, me parece que Mann ha hecho una buena interpretación del género y que Enemigos públicos es una notable película donde la acción y el sentimiento conviven sin estridencias. A pesar de su larga duración (140 m.), no me ha parecido en ningún momento una cinta pesada e incluso diría que gana interés con el paso de los minutos, dejando para el recuerdo no pocas escenas.

No querría olvidarme de señalar algunas curiosidades de la película como el hecho que coincidan en ella dos de los protagonistas de Big Fish, Marion Cotillard y Billy Crudup, o que aparezca brevemente Emilie de Ravin, popular por encarnar a Claire en la serie Lost (Perdidos).

viernes, 14 de agosto de 2009

Alice in Chains y Elton John: colaboración insólita

El próximo 29 de septiembre se pondrá a la venta el nuevo y esperado disco de Alice in Chains, Black gives way to blue, el primer trabajo de la banda desde que falleciera su cantante, Layne Staley, en 2002. Ya hace años que el grupo trabaja con un nuevo vocalista, William DuVall, un hecho que no acaba de agradar a algunos de sus fans (que piensan que Staley es insustituible y que, sin él, AIC no tienen razón de ser) pero que ha sido aceptado de manera progresiva por otra parte importante de sus seguidores. La verdad es que en las giras que el grupo ha protagonizado en los últimos tiempos (una de ellas recaló en Barcelona) DuVall se ha mostrado como un vocalista solvente, capaz de imprimir a los temas de AIC el dramatismo que requieren, aunque nunca al nivel de la voz sobrenatural de Staley.

El disco que saldrá a la venta el próximo mes confirma que los componentes de Alice in Chains no se conforman con ofrecer conciertos nostálgicos de vez en cuando y que quieren seguir produciendo música con el sello característico del grupo. Los cortes que se han avanzado en directo o en Internet así lo certifican. Siguen sonando al metal denso y deprimente que encumbró a AIC como una de las bandas con mayor personalidad de la generación "grunge".

Precisamente por eso ha impactado tanto que la canción que da nombre al disco y que además está dedicada al fallecido Staley, Black gives way to blue, cuente con la exótica colaboración al piano de Sir Elton John. El guitarrista y líder indiscutible de AIC, Jerry Cantrell, ha explicado al respecto: "Estábamos pensando en añadirle piano al tema y un amigo me sugirió que deberíamos llamar a Elton. Recuerdo haberme reído y decirle, 'Si, ahora mismo'. Pero decidí que valía la pena probar y le escribí un mail a Elton explicándole lo que la canción significa para nosotros - que es una canción cruda, de corazón abierto para Layne. Le mandamos la canción y recibimos una llamada al poco tiempo de que nos dijera que pensaba que era bonita y que quería tocar en ella. Quedamos alucinados. Elton John es una gran influencia para mi como compositor y tenerle en esa canción es un increíble honor."

Aún más sorprendentes son las declaraciones de Elton John: "he sido un admirador de Jerry Cantrell desde hace tiempo y cuando me pidió que tocara en 'Black Gives Way To Blue' me pareció tan halagador que no pude resistirme. Fue una sesión de grabación genial con Alice in Chains".

Se trata, sin duda, de una colaboración curiosa, sobre todo si pensamos en la carrera más reciente de Elton John (donde lo más sonado quizás haya sido el Candle in the wind que dedicó a Lady Di). Menos nos tendría que sorprender si evocamos al rockero Elton John de los años 70.

Veremos qué resultado tiene la colaboración con AIC pero espero que supere en calidad la estampa que han dejado para la posteridad el cantante británico y Jerry Cantrell. Atención al chándal y los zapatos. Los pelos como escarpias...

miércoles, 12 de agosto de 2009

The Hives en el BAM '09

Buenas noticias. El grupo sueco The Hives será uno de los atractivos del próximo BAM, el festival Barcelona Acció Musical, que se celebrará entre el 23 y el 26 de septiembre, coincidiendo una vez más con las fiestas de la Mercè. Como es tradicional, todos los conciertos programados serán gratuitos, lo que convierte la actuación de The Hives en un auténtico lujo.

La banda de garage rock tocará el día 26 y, aunque aún no se ha revelado la ubicación exacta, lo lógico sería pensar en un nuevo concierto masivo en la antigua fábrica de Estrella Damm. Al menos ése fue el escenario escogido para la actuación gratuita que ofrecieron los prestigiosos Primal Scream el año pasado con un notable éxito de público (lamentablemente me lo perdí).

The Hives no son los únicos confirmados para el próximo BAM. En un año como éste era difícil que no cayeran dos de los grupos más en boga: los omnipresentes Manel y Billie Vision & The Dancers, pinchados hasta el hastío por culpa del famoso anuncio de Formentera. En fin, cuestión de modas. También formarán parte del cartel del festival Nour, Speed Caravan y Rabah Donquishoot (que actuarán juntos), Estanislau Verdet, La Kinky Beat, El Petit de Cal Eril y Calima.

Yo intentaré no perderme a The Hives:

martes, 11 de agosto de 2009

Descubriendo a Tutankhamon

El Museu Marítim de Barcelona acoge estos días una interesante exposición sobre la tumba del joven faraón egipcio Tutankhamon. La muestra se ha vendido al público como uno de los grandes espectáculos de la temporada, como ya lo fuera Bodies, otra exposición que también recaló en este mismo museo con un precio de entrada, por cierto, bastante elevado.

El gran reclamo de la exposición del Marítim es poder ver la tumba del mítico faraón tal cual la encontró Howard Carter en 1922. El museo presenta una fiel recreación del espacio donde durmió durante siglos la momia de Tutankhamon, desde la antecámara repleta de tesoros hasta los mismos ataúdes que, como muñecas rusas, escondían los restos del faraón. Entre otras maravillas, la muestra permite observar de cerca la máscara funeraria de Tutankhamon, sin duda la pieza más conocida del arte egipcio. Hay que aclarar, no obstante, que todos los elementos incluídos en esta exposición son meras réplicas, fieles a los originales (que se custodian en el Museo del Cairo) pero copias al fin y al cabo. Algunos se preguntarán qué valor tiene una muestra cuyos tesoros son simples falsificaciones. Para empezar, yo diría que permite ver de cerca (desconozco si son tan accesibles en el museo del Cairo) los detalles de toda una serie de objetos que, en su formato original, representan auténticas joyas del arte, a la vez que son elementos muy valiosos para reconstruir la historia de la humanidad. Por otro lado, el gran atractivo de esta exposición es su carácter didáctico. Los comisarios han dotado la muestra de un hilo narrativo atractivo para casi todos los públicos. Provisto de una audioguía gratuita, el visitante hace un recorrido por la época de los faraones hasta dar con la figura de Tutankhamon. Así, se nos explica cómo fueron los antepasados de nuestro protagonista y cómo gestionaron las creencias religiosas de la época, suprimiendo o primando ciertas deidades en detrimento de otras. En esta misma línea, se nos desvela el porqué del nombre de Tutankhamon (imagen viva de Amón) en sustitución del original Tutankhaton (imagen viva de Atón).

A través de un audiovisual, la exposición del Marítim también nos relata las vicisitudes que pasó Howard Carter hasta descubrir finalmente la tumba de Tutankhamon en el Valle de los Reyes. Es en éste punto donde la muestra se desprende de su carácter más teórico y reproduce para el visitante algunas de las sensaciones que experimentaron los investigadores al acceder a la última morada del faraón. La exposición presenta uno a uno los diferentes elementos de la tumba, terminando en el imponente sarcófago y los tres ataúdes que guardaban la momia de Tutankhamon. También luce muchos de los objetos que se encontraron en el lugar y, lo que es más importante, los contextualiza dentro de la vida del faraón.

La muestra del Museu Marítim es, por lo tanto, una propuesta interesante aunque en sus vitrinas y expositores no hallemos oro de verdad. Eso sí, también podemos ponerle algunas pegas. Los organizadores no han cuidado en exceso la versión en catalán de la audioguía. La entonación de una de las voces masculinas que podemos escuchar en ella es francamente peculiar por no decir desagradable, y algunas de las traducciones son incorrectas (por ejemplo, se utiliza el adjetivo "luxuriós" en vez de "luxós"). También sorprendre el merchandising que se puede adquirir a la salida de la exposición pero sobre gustos...

sábado, 8 de agosto de 2009

Nine Inch Nails: wave goodbye

Foto publicada en http://meandmymoleskine.blogspot.com


Escribir sobre una despedida es sin duda una curiosa manera de inaugurar un blog pero para qué perder el tiempo con convencionalismos.

Hace tan solo unos meses, Trent Reznor, alma mater de Nine Inch Nails, anunció la próxima disolución del grupo tras veinte años de impecable carrera. A modo de despedida, la banda dejaba un disco reciente, The slip (2008), y una gira de alcance mundial cuyo nombre era suficientemente explícito: Wave Goodbye. En el marco de este tour histórico, NIN han recalado una vez más en España, aunque en esta ocasión han dejado a un lado la parada habitual de Barcelona para ofrecer un único concierto en la Sala La Riviera de Madrid.

Si en la época del disco Year Zero (2007), Reznor clamaba por la resistencia del arte, el estadounidense se ha revelado ahora como un artista totalmente libre, capaz de abordar sin complejos su extensa discografía, ofreciendo los setlists más dispares y explotando por igual temas casi olvidados y otros de reciente factura.

Así quedó demostrado el pasado 30 de julio en Madrid en un concierto increíblemente intenso, que reunió en La Riviera a fans de NIN venidos de todos los puntos de España. La expectación por asistir a esta última gira del grupo se palpó desde un principio, con centenares de seguidores haciendo cola en los alrededores de la sala, una práctica de alto riesgo si tenemos en cuenta el rigor de las temperaturas y la escasez de sombras.

Alec Empire: la furia alemana

Para la ocasión, NIN acudieron acompañados del alemán Alec Empire, un enfant terrible de la música que alcanzó su mayor popularidad en los años 90 con la banda Atari Teenage Riot. El hecho de que Alec Empire haya teloneado a Nine Inch Nails en algunos de los conciertos del leg europeo no está exento de romanticismo (aunque su música no inspire precisamente sentimientos entrañables). El germano ya había girado con NIN cuando aún formaba parte de ATR y, de hecho, su grupo ejerció de telonero en el 99 en Barcelona, durante la mítica presentación del disco The Fragile.

En el reciente concierto de Madrid, Alec Empire cumplió con creces su papel. Es cierto que el cantante y productor se encontró con un público muy predispuesto que, cargado de ansiedad por la próxima actuación de NIN, encajó muy bien la descarga de adrenalina del alemán.

En el escenario, Alec Empire se acompañó de la enigmática Nic Endo, a quien dejó al mando de los sintetizadores y toda la parte electrónica, mientras él sujetaba con rabia el micrófono y una eventual guitarra. En su repertorio, ninguna concesión. El cantante exprimió hasta la última gota de oxígeno de la sala y demostró que lo que algunos han bautizado como digital hardcore no es un juego de niños. Sus bases rítmicas sacudieron los cuerpos de los allí presentes y las letras de sus canciones volvieron a llamar a la lucha. Desde un altar improvisado, subido a las vallas que separaban al público del escenario y arropado por decenas de manos en alto, Alec Empire pidió a los jóvenes allí reunidos que no se dejaran pisotear por bancos y policía, y completó su arenga anarquista con temas como No remorse, perteneciente a su etapa con ATR, The Ride, Addicted to you, Control drug o Revolution action, otro clásico de los Atari.

"Wow, thank you"

Como es habitual, la espera entre el telonero y el cabeza de cartel fue desquiciante. Como si Reznor lo supiera, la aparición de NIN se adelantó unos minutos sobre la hora prevista y, tras una nube de humo que hacía invisible el escenario, el grupo se posicionó dispuesto a amplificar la euforia del público. Y lo consiguió con The beginning of the end, tema de Year Zero (2007) de título muy apropiado para la ocasión. La canción despegó del suelo los pies de toda la audiencia, que coreó con ganas los "hey!" que preceden a cada estrofa.

Tras este inicio, el grupo enlazó rápidamente con Last, un tema del EP Broken que han recuperado en las últimas giras y que se ha destapado como uno de los preferidos del público. Quizá por eso la gente desató en ese momento una marea humana que ya no paró hasta bien entrado el set. La guitarra juguetona de Last, que despertó la nostalgia por la música de principios de los 90, nos llevó a un tema de la etapa más reciente de NIN, The Collector. Sin ser la canción más celebrada de With Teeth (2005), se empeña en reaparecer en los repertorios del grupo y, en noches como la de Madrid, adquiere el beneplácito del público, como si se tratara de un clásico más.

A continuación Discipline, la única aportación del último disco, mantuvo como pudo el nivel de intensidad, aunque se quedó corta ante lo que estaba por llegar. Era el momento que todos "temíamos", el colofón para un primer tramo de concierto que se antojaba como una apisonadora, la canción que casi nunca falta y que marca el delirio colectivo: March of the pigs (The Downward Spiral, 1994). Durante este tema, muchos perdimos de vista el escenario de manera definitiva, envueltos por un movimiento incesante que apenas tuvo descanso en los compases más lentos de la canción ("now they can all sleep soundly, and everything is all right), aquellos que parecen escritos para atemperar los ánimos pero que en esta ocasión se revelaron insuficientes.

Es por todo esto que la llegada de la increíble Something I can never have supuso una bomba de oxígeno para la mayoría. El tema, recogido en el primer disco de la banda, Pretty Hate Machine (1989), fue coreado de principio a fin. Se presentó en una versión renovada respecto a giras anteriores y constituyó una vez más uno de los momentos mágicos del set. Como siempre, Reznor demostró ser un vocalista enormemente expresivo, capaz de llevar a su audiencia al borde de las lágrimas.

Y así comenzó uno de los bloques más interesantes del concierto. Reptile (The Downward Spiral, 1994), uno de los máximos exponentes del sonido industrial de NIN, irrumpió en escena con sus guitarras pesadas, desgarradora, envuelta en luces verdes como tantas otras veces. Su letra nos volvió a emocionar, con pasajes ("need to contaminate to alleviate this loneliness") que Reznor sabe subrayar como nadie. Y fue entonces cuando me di cuenta, de manera concluyente, que algo había cambiado en NIN. El grupo llegaba a la presente gira con un nuevo cambio de formación, un hecho nada sorprendente teniendo en cuenta que el único componente "oficial" de Nine Inch Nails es Trent Reznor. Para este tour de despedida, el norteamericano ha contratado los servicios de dos caras poco conocidas, el bajista Justin Meldal-Johnsen y el jovencísimo batería Ilan Rubin (21 años), pero también se ha reencontrado con uno de los componentes míticos de NIN, el guitarrista Robin Finck. Después de pasar por el Cirque du Soleil y por esa suerte de experimento que supuso el retorno de Guns'n'Roses, el carismático Finck ha vuelto a la banda con la que alcanzó mayores éxitos (tocó con NIN en las presentaciones en directo de The Downward Spiral y The Fragile) y su retorno no ha sido para nada decepcionante. Diez años después, parece como si no hubiera pasado el tiempo para el guitarrista, que sigue luciendo su imagen excéntrica y a la vez amable. Finck forma un tandem perfecto con Reznor (incluso goza de ciertas concesiones de protagonismo por parte del cantante), y eso ha permitido que canciones como Reptile suenen como recién estrenadas aún habiéndolas escuchado hasta la saciedad.

La nueva formación, reducida de cinco a cuatro músicos, tampoco ha tenido problemas para abordar el repertorio más nuevo. En Madrid sonó uno de los temas más redondos de Year Zero, Meet your master, y también se coló Banged and blown through, una canción que Reznor produjo para el hip-hopero alternativo Saul Williams, uno de sus últimos "protegidos". El desconocimiento general de este tema no impidió que se mantuviera el buen ambiente, que explotó de nuevo con dos de las piezas más contundentes del repertorio de NIN. En primer lugar Burn, incluida en la BSO de Natural Born Killers (1994), un tema que Reznor ha vuelto a arreglar para esta gira y que ahora se sirve de los coros de Robin Finck. A continuación, y sin sorpresas, llegó Gave up (Broken, 1992), otra canción desenfrenada que revolucionó a los presentes.

Y entonces, nuevamente, la calma. Reznor se dirigió a los teclados, Finck al E-bow y La Mer (The Fragile, 1999) comenzó a inundar La Riviera. El tema, instrumental, intenso, ejerció de preludio para Non-Entity, un corte de ritmo pesado que, a pesar de ser un descarte de With Teeth, se ha hecho un hueco en los sets de NIN. Con otra instrumental, Gone, still, y la oscura y al fin explosiva The Downward Spiral, el grupo cerró la parte más ambiental del concierto y se preparó para volver a abrir la caja de Pandora. En ese punto es donde brilló una vez más Wish, tema indispensable del disco Broken (1992) que arranca con toda una declaración de intenciones, "this is the first day of my last days", y que sigue con algunas de las líneas más coreadas de NIN, como el famoso "fist fuck".

Para acercarse al final del concierto, Reznor escogió otras dos explosiones de rabia. Heresy (The Downward Spiral, 1994) consiguió que toda la Riviera gritara un provocador "God is dead and no one cares", mientras que Survivalism (Year Zero, 2007), un llamamiento a la lucha en un mundo gobernado por el miedo, se confirmó como un single de largo recorrido.

Cerca ya de la hora y media de concierto, llegó esa parte del repertorio que anuncia sin equívocos el final de cualquier actuación de Nine Inch Nails. Reznor y Finck se posicionaron al frente del escenario para interpretar por última vez en España la emotiva Hurt (The Downward Spiral, 1994). El tema se ha convertido en todo un himno y ha trascendido cualquier intención que pudiera tener el cantante de NIN en el momento de componerla. A pesar de que las circunstancias que la inspiraron ya no son vigentes (Reznor se recuperó con éxito de sus adicciones), la canción sigue conmoviendo a propios y extraños. Tras haberla escuchado en repetidas ocasiones, en Madrid me sonó más cristalina que nunca. Como siempre, el público la cantó desde la primera nota y hasta el último suspiro, con tal intensidad que Reznor, más hablador que en otras visitas, sólo pudo añadir un emocionado "Wow, thank you".

Aún resonaban los aplausos cuando, rehuyendo el regusto triste de Hurt, NIN echaron mano de los sintetizadores para abordar la festiva, a la vez que reivindicativa, The hand that feeds. La que fuera single del disco With Teeth (2005) propició de nuevo los botes y los brazos en alto, que ya no pararon hasta el cierre y que acompañaron como se merece el primer clásico del grupo, Head like a hole (Pretty Hate Machine, 1989). Este tema final, con sabor a los 80, subrayó la comunión entre la banda y el público, confirmando que la de Madrid fue una despedida dulce y agradecida.

Con esa sensación salió de La Riviera una gran mayoría del público, sudando de pies a cabeza pero con la satisfacción de haber visto quizás por última vez a un grupo que forma parte de la historia del rock. Y hay que dejar escrito ese "quizás" porque, como ya mencioné, Nine Inch Nails no es nadie más que Trent Reznor y este personaje, pequeño pero cargado de genialidad, no parará de componer mientras viva. Que lo haga con uno u otro nombre ya es otra historia.