viernes, 31 de diciembre de 2010

Auf Wiedersehen 2010

El 2010 se extingue. De él recordaremos los crudos efectos de la crisis económica, los caos aeroportuarios, la creciente desafección hacia los políticos... y afortunadamente también algún hecho positivo aislado, como los triunfos deportivos, que han sido muchos y sonados. Pero este blog no va ni de deportes ni de actualidad económica, así que no dedicaré esta última entrada del 2010 a ninguno de esos grandes temas.

En el apartado musical, este año que se acaba ha tenido, para mí, un toque ciertamente nostálgico. En los últimos doce meses no he asistido a demasiados conciertos pero algunos de ellos han sido de bandas a las que tenía muchas ganas y que están estrechamente vinculadas con los "gloriosos" '90, así que me doy por satisfecha. En julio viví una semana muy grande musicalmente hablando, que empezó con un inolvidable concierto de Alice in Chains en Barcelona, y que acabó con el festival Bilbao BBK Live. En tierras vascas tuve ocasión de ver a Rammstein, Alice in Chains, Pearl Jam y Faith No More. A los tres primeros grupos ya los había visto anteriormente, así que mi gran ilusión fue poder presenciar una actuación de la mítica banda de Mike Patton, reunida después de muchos años de separación. Y ese concierto superó cualquier expectativa, como ya expliqué en la entrada correspondiente.

A la vuelta de las vacaciones estivales, tuve ocasión de ver en acción a Goldfrapp, uno de los grupos destacados del BAM de este año. Y la verdad es que me encantaron. Y en noviembre le llegó el turno a una banda muy diferente, Blind Guardian, que tenía pendiente desde hacía años. Y también estuvieron a la altura.

En lo que respecta al cine, el 2010 quedará en mi recuerdo como el año de la frustrada Alicia en el país de la maravillas, que lamentablemente no estuvo a la altura de las obras mayores de Tim Burton. Por el contrario, me sorprendieron gratamente La red social, de David Fincher, y especialmente Origen (Inception), de Christopher Nolan, que me mantuvo totalmente embobada delante de la pantalla. Y no puedo olvidarme de Toy Story 3, mucho más que una película de animación.

Tampoco puedo obviar que el 2010 ha puesto el cierre a la serie televisiva más adictiva y que más me ha entusiasmado, Perdidos (Lost). Para mí, con un final digno, sobre todo si tenemos en cuenta la difícil salida que tenía el percal que habían montado los guionistas. También este año he disfrutado con las cada vez mejores temporadas de Dexter, con el prometedor debut de The walking dead, y con el descaro de True Blood.

¡¡AUF WIEDERSEHEN 2010!!

sábado, 25 de diciembre de 2010

Feliz Navidad y todo eso

Hoy me he encontrado con un video curioso. El escritor Neil Gaiman (The Sandman, Coraline, Buenos presagios...) y su novia, la cantante Amanda Palmer, han grabado su personal versión de una escena de la película Dentro del laberinto para felicitar las Navidades. He pensado que era una simpática casualidad que uno de mis autores favoritos tomara esa iniciativa justo ahora. Y es que no hace ni 10 días que estuve revisando el DVD de Jim Henson en pleno ataque de nostalgia y después de haber estado escuchando hasta la saciedad a David Bowie, uno de sus protagonistas. A veces, los círculos se cierran misteriosamente ;-)

Supongo que a Amanda Palmer y Neil Gaiman no les importará que utilice su vídeo para desear también una FELIZ (Y FREAKY) NAVIDAD... 

viernes, 24 de diciembre de 2010

There is a place that still remains...

Hay canciones que, por muchas veces que las escuches, siempre te cuentan algo interesante. Esas canciones permanecen eternamente contigo, aunque a veces parezca que las has olvidado. Te reconfortan porque te reconoces en ellas. Y siempre te hacen pensar...

lunes, 13 de diciembre de 2010

Ese ser fascinante llamado David Bowie

A estas alturas del partido no descubro nada nuevo si digo que David Bowie es uno de los artistas más fascinantes que existen (no me atrevo a decir "en este mundo" porque aún no descarto que venga de Marte, como su alter ego Ziggy Stardust). David Robert Jones (Londres, 1947) es una auténtica institución del pop-rock, un músico influyente que tiene como gran mérito haber defendido con absoluta dignidad cada una de sus etapas artísticas. A sus cerca de 64 años, Bowie aún está lejos de ser un rockero acabado. No hay nada de grotesco en su manera de aferrarse al escenario sino todo lo contrario, lo hace con enorme suficiencia e irresistible elegancia.

La discografía del Duque Blanco ha aguantado sin problema el paso del tiempo. Incluso sus locuras glam, aderezadas con maquillaje y purpurina, son clásicos perfectamente revisables. De hecho, son esos temas de los 70 los que más me atraen, posiblemente por tratarse de canciones deliciosamente expresivas, cargadas de una teatralidad conmovedora. Sirvan como muestra dos de los cortes incluidos en el mítico disco The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars: la adictiva Five years, en la que Bowie parece desgarrarse a medida que avanza la canción, o Ziggy Stardust, donde el cantante adopta dos personalidades utilizando voces distintas.

Ya de vuelta a la Tierra, el londinense ha tocado casi todos los palos, desde el funk y el soul que tiñen el álbum Diamond dogs a la experimentación electrónica que empieza a abrirse paso aún en los 70 y que será recurrente en obras posteriores. Por el camino, Bowie se ha convertido en un referente para muchos músicos, llegando a ser determinante para el desarrollo de géneros como el rock gótico o el new wave (influidos por la llamada Trilogía de Berlín).

Esa ascendencia se ha prolongado hasta nuestros días y se ha materializado en celebradas colaboraciones. Así, no puedo evitar referirme a los impresionantes duetos entre Bowie y Trent Reznor, cantante de Nine Inch Nails. Además de dejar para la posteridad estremecedoras interpretaciones en directo de temas de la banda estadounidense como Reptile o Hurt, Bowie y Reznor grabaron juntos la fantástica canción I'm afraid of Americans, que acompañaron con un videoclip más que interesante. Más recientemente, Bowie se ha subido al escenario para tocar varios temas junto a una de las bandas indies de moda, Arcade fire.

Pero el arte de Bowie no se limita a la música. Su capacidad para fascinar al público también le ha llevado a hacer numerosas incursiones en el mundo del cine, llegando a interpretar varios papeles protagonistas. Entre sus personajes, destacan el vampiro de El ansia (1983) y el irresistible Rey de los Duendes de Dentro del laberinto (1986). Para esta última película, Bowie se encargó de componer varias canciones de la banda sonora, algunas realmente sorprendentes para una cinta de fantasía, como la oscura Within you. La caracterización que lució el cantante en esta película, con peluca, maquillaje y mallas incluidas, es sin duda un agradable guiño a su etapa glam.

Estos y otros atractivos hacen que los que no hemos visto nunca a David Bowie en directo soñemos con esa posibilidad, aunque sea remota. Sin duda es el artista en activo que más me ilusionaría disfrutar en vivo. Por lo que he podido comprobar en varias grabaciones más o menos recientes, estoy segura de que no me defraudaría.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Una historia compartida

Tim Burton no se caracteriza precisamente por ser un personaje convencional. Tanto su cine como su vida se salen de lo que es habitual. Parecen resistirse a formar parte del mundo adulto y beben de una imaginación desbordante que algunos creen exclusiva de los cuentos infantiles.

La última "extravagancia" del director es un relato escrito de manera compartida con usuarios de Twitter. El propio Burton lo inició con un fragmento centrado en uno de sus personajes, Stainboy, y luego invitó a la gente a continuarlo mediante breves mensajes en Twitter (con un máximo de 140 caracteres). En los últimos días, el equipo del director ha seleccionado los mejores para que pasen a formar parte del escrito final, que quedará completado mañana. De momento, se sabe que el texto está formado por cerca de 80 mensajes y que hacen avanzar a su protagonista, Stainboy, por una galería de arte.

Este proyecto sigue las reglas del "cadáver exquisito", un juego inventado por los surrealistas consistente en la creación colectiva. En este caso, la creación literaria colectiva. De ahí que el reto del director norteamericano se haya bautizado como Tim Burton's cadavre exquis.

El experimento sirve de carta de presentación de la muestra retrospectiva sobre la obra de Burton que se acaba de inaugurar en Toronto (Canadá). Esta misma exposición ya se pudo ver en el MoMa de Nueva York, donde registró un gran éxito. De hecho, la acogida fue tal que ha pasado a ser la tercera muestra más vista de esta institución. Sólo cabe esperar que una propuesta tan popular pueda recalar en algún sitio más cercano, aunque reconozco que eso debe ser bastante complicado.