martes, 6 de agosto de 2013

Nine Inch Nails: Como si nunca se hubieran ido

Si no fuera porque se les ha echado mucho de menos, parecería que no ha pasado el tiempo desde aquel 2009 en el que Trent Reznor dio por concluida de manera indefinida la trayectoria de Nine Inch Nails (lee la crónica de su concierto de despedida en Madrid). Cuatro años después, la banda ha vuelto a los escenarios con una frescura que emociona, a lo grande, sin vacilaciones... certificando que, a día de hoy, hay pocos proyectos musicales con tanta solvencia.

A principios de este 2013, Reznor anunciaba que Nine Inch Nails resurgían de sus cenizas para actuar próximamente en varias ciudades de todo el mundo. Para esta nueva etapa, la banda volvía a cambiar de componentes, a excepción de Ilan Rubin, que repetía como batería, y de Alessandro Cortini, que volvía a los teclados después de ausentarse en las últimas giras. Se incorporaban al grupo Eric Avery de Jane's Addiction, Josh Eustis de Telefon Tel Aviv, y el veterano Adrian Belew de King Crimson. Poco después se conocía también la futura publicación de un nuevo disco bajo el título de Hesitation marks, lo que daba a entender que el regreso del grupo no consistiría en ningún caso en un mero ejercicio nostálgico y pasajero.

Mientras los seguidores de la banda alimentaban su ansiedad, el proyecto evolucionaba. Avery y Belew se apeaban de él antes del comienzo de la gira y, para regocijo de muchos, regresaba el mítico Robin Finck, con el que Nine Inch Nails siempre son mucho más Nine Inch Nails, para qué negarlo. Paralelamente, también transcendía el primer tema del nuevo disco, Came back haunted, que algunos han querido comparar con las primeras composiciones de la banda pero que a mí me recuerda sobre todo algunos de los cortes del álbum Year zero. Para el vídeo-clip de este sencillo, Reznor ha contado ni más ni menos que con la dirección de David Lynch, con el que ya había colaborado en la película Carretera perdida (1997). El resultado, una locura visual y orgánica digna de las mentes de ambos genios.

Debut en Japón


Nine Inch Nails durante su actuación en el Fuji Rock. Foto: nin.com


Y así llegamos al 26 de julio de 2013. Después de cuatro años, Nine Inch Nails regresan a los escenarios en el festival Fuji Rock, en Japón, en medio de una gran expectación, más aún cuando Reznor había prometido un gran espectáculo donde la iluminación iba a jugar un papel esencial. Efectivamente, una serie de paneles móviles donde se proyectan luces y sombras acompañan a los cinco componentes de la banda sobre las tablas, creando la ambientación adecuada para un recital que combina los grandes clásicos del grupo con algunos temas nuevos.

La actuación se inicia con Copy of A, uno de los cortes del álbum inédito. El tema, que tiene una base casi exclusivamente electrónica, permite con su sutil crescendo la progresiva entrada de los cinco miembros de NIN, que se alinean al mando de teclados y sintetizadores. Esta disposición se mantiene para una de las primeras sorpresas de la noche, una versión alternativa de Sanctified, tema del Pretty Hate Machine (1989) que no habían tocado desde 1996!! Desde mi punto de vista, éste es el tipo de dato que demuestra la vitalidad de una banda (guste más o menos la nueva interpretación de la canción). La tríada electrónica con la que arranca el concierto se completa con el primer single de Hesitation Marks, Came back haunted, que se estrena en directo con buena nota.

A partir de aquí, guitarras y batería entran realmente en acción. Al principio, de una manera más bien tibia, con 1,000,000, un tema de The slip (2008), su último disco hasta la fecha. A continuación, con esa pareja mítica que conforman la desatada March of the pigs y Piggy. Para entonces, el que posiblemente sea el mejor disco de la banda, The downward spiral (1994), ya ha impuesto su superioridad sobre el escenario. Un momento de locura, un breve respiro y llega la pesadez adictiva de Reptile, envuelta como siempre en luces verdes, con la guitarra implorante de Finck desligándose del resto a media canción.

Los clásicos caen uno tras otro en este punto del concierto. Volvemos a los inicios de la banda con la siempre efectiva Terrible lie, seguimos con la tórrida Closer y nos quedamos nuevamente sin aire con Gave up. La instrumental Help me I'm in hell es la última aportación al núcleo duro del recital, que ahora sigue con temas más recientes. Me, I'm not, de Year Zero (2007), allana el camino a Find my way, uno de los estrenos de la noche. Las siluetas de la banda acompañan un tema nuevamente electrónico, reposado y sostenido.

Tras esa nueva muestra de lo que traerá el nuevo disco, Reznor dirige la vuelta a terrenos ya abonados. The way out is through se encarga de recuperar la intensidad de manera progresiva para acabar eclosionando en la batería acelerada y el grito catártico de Wish: "This is the first day of my last days!". Le siguen Survivalism, la carta de presentación de Year Zero, bien afianzada en los setlists de la banda, y otro tema de este mismo álbum, The good soldier. Curiosamente, ahora le llega el turno a otra dupla del disco anterior, With teeth (2005), a menudo presente en la parte final de los conciertos de Nine Inch Nails. Se trata de los cortes Only, ligeramente modificado en la melodía vocal, y The hand that feeds.

Y para el cierre del concierto, ninguna sorpresa. El himno Head like a hole, del primer disco, proporciona la última descarga de adrenalina colectiva justo antes de la intimidad desgarradora de Hurt. Verdaderamente, como si nunca se hubieran ido.

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