sábado, 30 de octubre de 2010

"Los ojos de Julia": terror venido a menos

Los ojos de Julia, el segundo larmometraje del catalán Guillem Morales, se presenta como un thriller claustrofóbico y, en ese sentido, cumple muy bien su cometido. El espectador se aferra con tensión a su butaca mientras se suceden los sustos y se nos contagia la oscuridad que siente su protagonista, afectada por una enfermedad degenerativa que la deja ciega por momentos.

Reconozco en esta película grandes aciertos, como el plano secuencia que nos muestra de forma subjetiva la "invisibilidad" del asesino, la angustia que provocan los momentos donde la protagonista se adentra en la oscuridad, o la escena de acción sólo iluminada por el flash de una cámara... aparte de su capacidad para hacernos saltar sobresaltados en más de una ocasión o la solvente interpretación de Belén Rueda, toda una abonada al género.

Aún así, la cinta de Morales presenta algunos de los errores más comunes del cine de terror español: un desarrollo poco realista, una excesiva estereotipación de sus personajes (sobre todo los malos) y algún cambio de tono que acaba por descolocar al espectador, llevándolo más a la risa que al terror. Creo que el guión evoluciona bastante bien hasta que "descubrimos" la identidad del asesino (entrecomillo ese descubrimos porque, en realidad, la intención de confundir al espectador no acaba de funcionar). Hasta entonces, la existencia del personaje sin rostro nos mantiene con cierta expectación pero, una vez desenmascarado, sufrimos una gran decepción al encontrarnos ante un criminal maniqueo, como tantas otras veces hemos visto en el cine.

Por otro lado, lo que al principio es un thriller efectivo en cuanto a ambientación y capacidad de sobresalto, acaba derivando hacia un pequeño caos de terror, donde la sangre se impone a las jugarretas de la mente y lleva a muchos espectadores a desviar la mirada.

Pero, sin duda, lo que menos convence del film es la extraña sensación de que el guión es largo pero sus argumentos excesivamente simples. De que el autor tenía dos opciones, mantener el misterio o resolverlo, y que finalmente optó por un camino intermedio poco elaborado. En el momento que intenta justificar los hechos, todo se desmorona, porque la explicación vuelve a caer en el estereotipo y deja cierta sensación de inverosimilitud. En los primeros dos tercios de la película, Morales juega con maestría con el "personaje gris" para luego quitarle todo su "encanto". Una pena porque, como he dicho, Los ojos de Julia tiene también grandes aciertos, los dichos y además los técnicos (la película hereda parte del equipo de El orfanato, incluído el productor Guillermo del Toro).

En todo caso, merece la pena seguir la carrera de Guillem Morales. Recogió buenas críticas con su primer largo, El habitante incierto, y en Los ojos de Julia confirma muchas de sus virtudes. Tal vez no tarde mucho en hacer un producto redondo.

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