Cuando Pearl Jam se subieron por primera vez a un escenario, yo acababa de cumplir 12 años y, sinceramente, ni sabía quiénes eran ni me preocupaba demasiado la música rock. Por entonces, una escuchaba un poco de todo, básicamente a través de las radios comerciales, y el criterio para seguir a un grupo era tan simple como que le gustara al resto de compañeros de clase.
La cosa cambiaría pocos años después. Mi gusto por la música se fue intensificando y afinando, hasta descubrir que lo que realmente me llenaba era el rock. En el ir y venir de cintas grabadas, cayó en mis manos una grabación del Vitalogy de Pearl Jam. He de reconocer que en ese momento no le presté mucha atención. No por nada en particular, sino porque era un cassette más entre los muchos que intercambiaba por entonces. Hasta que un día, lo recuerdo muy bien, lo puse en el walkman durante un viaje en coche. Aquel momento marcaría mi criterio musical para el resto de mis días. Creo que fue la canción Not for you la que me atrapó definitivamente a través de los auriculares. Su línea de bajo me atrajo desde un principio, y el desgarro de Eddie Vedder al micrófono me acabó de conquistar.
Lo que vino después de esa primera experiencia con el Vitalogy fue realmente rápido. Apenas tardé unas semanas en hacerme con los tres primeros CDs del grupo, que compré en la mítica Discos Balada de la calle Pelayo con una enorme ilusión. Aún recuerdo cómo aluciné al abrir por primera vez el Versus y encontrarme su CD completamente naranja, o al examinar el curradísimo libreto del Vitalogy. En una época en la que internet aún era prácticamente desconocido para el grueso de los mortales, el ritual de ir a la tienda de discos, quitar el celofán al CD y escucharlo de principio a final siguiendo las letras de las canciones era realmente mágico.
Pocos meses después de caer en las redes de Pearl Jam, el grupo sacó su cuarto disco de estudio, No code, y entonces sí que estuve a tiempo de no perderme ni un detalle del acontecimiento. Si no recuerdo mal, el álbum se publicó en agosto de 1996, y el 21 de noviembre la banda dio su primer concierto en Barcelona, en el Palau d'Esports. Para mí fue todo un motivo de euforia, amplificado por el hecho de que, sólo dos meses antes, también había podido asistir a un concierto de Soundgarden.
Desde esa primera actuación, he visto otras cinco veces a Pearl Jam: dos más en Barcelona, dos en Madrid y una en Bilbao. Evidentemente, me hubiera gustado verles en muchas más ocasiones, y sobre todo disfrutar de la experiencia de vivir un concierto en su ciudad, Seattle, pero no me puedo quejar. Y es que, al rememorar algunas de las emociones experimentadas en esas seis actuaciones, me convenzo de que son insuperables. Si tuviera que destacar algunas de esas sensaciones, me quedaría tal vez con la ilusión del primer concierto, con lo mágico que resultó escuchar temas como Sometimes o Present Tense resonando en el Palau como si se tratara de una gran catedral. Y también me quedaría, sin duda, con las lágrimas que me provocó la inesperada Hunger Strike en 2006.
A lo largo de los últimos 15 años, Pearl Jam han sido una banda sonora constante en mi vida. Viví unos primeros tiempos de auténtica fan, en los que todo lo que hacían me apasionaba y me dedicaba a acumular todo tipo de material sobre ellos. Luego llegó mi implicación en el Club de Fans de Pearl Jam en España, que se tradujo en algunos artículos sobre la banda y muy buenos momentos. Y, con los años, el grupo simplemente pasó a formar parte de mí.
Mientras yo me hacía mayor, también lo hacía la banda, y la rabia de sus inicios daba paso a otras cosas. Sobre todo a una enorme experiencia que, no sólo les permite sonar como auténticos clásicos, sino que también les da una libertad absoluta. 20 años después de subirse por primera vez a un escenario, son capaces de seguir enloqueciendo con el rock enérgico y sin filtros de sus orígenes para luego abordar la expresión musical más sencilla e íntima. La variedad de su repertorio es sorprendente ya que, aparte de rotar contínuamente sus temas, no tienen reparos en desenterrar canciones olvidadas en cualquier momento.
Pero más allá de la música, Pearl Jam tienen el valor de haber tomado conciencia de su poder como artistas famosos y de haberlo utilizado de la mejor manera posible. Su compromiso social está fuera de toda duda, y por eso estoy más orgullosa si cabe de haberme mantenido fiel a su influjo.
Por cierto, la primera vez que Pearl Jam tocaron en directo lo hicieron con el siguiente repertorio:
Prueba de sonido
- Even Flow
Setlist
- Release
- Alone
- Alive
- Once
- Even Flow
- Black
- Breath
Bises
-Girl
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