Aunque el festival obligaba al grupo a reducir su set list, éste no fue ni mucho menos decepcionante. Aunque clásicos como Down in a hole quedaron fuera, los 13 temas que desfilaron por Kobetamendi no dieron respiro a los fans que, seguramente, quedaron satisfechos de la elección. Además, para aquellos que estuvimos en Razz, fue interesante escuchar al grupo con un mejor sonido, mucho más inteligible.
Como se trataba de condensar la esencia de la banda en poco más de una hora, esta vez AIC no optaron por la simbólica introducción de All secrets known y atacaron directamente una retahíla de clásicos del Dirt (1992). El trío Rain when I die (con esa entrada de bajo marca de la casa), Them bones y Dam that river marcó un inicio de concierto demoledor que tendría continuación con una de mis favoritas en directo, Again (Alice in chains, 1995). Para entonces, ya era momento de introducir algo del nuevo disco, y las escogidas fueron el primer single, Check my brain, y Your decision.
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La siguiente canción me sorprendió. No esperaba que, tratándose de un festival, tocaran Love, Hate, Love, un tema largo, oscuro y sobrecogedor. Pero allí estaba. Y como ya pasó en Barcelona, me pareció uno de los momentazos del concierto. La intimidad y el lamento de esta canción fueron contestados con la rabia de We die young, otro corte del Facelift (1990). Después llegaría la nueva Acid Bubble, el tema que espero que nunca vuelva a faltar en ningún set list de AIC. Madre mía, cada vez que lo escucho me parece más perfecto.
Tras dejarnos con la boca abierta, el grupo nos conmovió dedicando al desaparecido Layne Staley Nutshell, recogida en el Jar of flies (1994). Su letra, que todos recordamos recitada por el malogrado cantante a la luz de las velas del Unplugged, dolió por la claridad de su mensaje: "If I can't be my own, I'd feel better dead".
Este momento de recogimiento dio paso a la recta final del concierto, donde no podían faltar los grandes clásicos Man in the box y Would?, que fueron cantados con pasión por el público. Una audiencia que vio cumplida su mitomanía cuando el grupo anunció que, para el último tema, se iban a acompañar de un buen amigo, del guitarrista de Pearl Jam, Mike McCready. Me recuerdo muy feliz en ese instante. Y es que, como decía al principio, no todos los días se ve a estos dos grupos en una misma noche. Para mí se trataba de un sueño del pasado que ahora, sorprendentemente, podía hacerse realidad. Así que Rooster me sonó más bella y emocionante que nunca, con Mike y Jerry frente a frente encajando sus guitarras a la perfección.
Fue un gran y suculento primer plato para una noche que tendría como colofón mi sexto concierto de Pearl Jam.
Jo! Qué envidia! En Barcelona eché de menos dos canciones, una de ellas, Nutshell! Y el plus de McCready en Rooster...Tremendo! Aunque debo decir, que mi no asistencia no fue en vano...ví a una "No surrender" excepcional! ;-)
ResponderEliminarEso de que todos los grandes acontecimientos coincidan... ;-)Esperemos tener otra oportunidad de verla, no?
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