El concierto de Faith no more, en la jornada de cierre del Bilbao BBK Live, el sábado 10 de julio, era el que más me ilusionaba de todo el festival. Incluso considerando que Pearl Jam es mi grupo favorito. Y es que, entre todas las bandas que quería ver, la de Mike Patton era la única que nunca había disfrutado en directo. De hecho, no creía que nunca pudiera hacerlo, ya que el grupo, que obtuvo su mayor éxito durante la primera mitad de los '90, llevaba cerca de una década separado.
A pesar de lo importantes que fueron Faith no more en su momento (se les considera precursores de muchos grupos), su espectáculo en el Bilbao BBK Live no fue el más multitudinario y, de hecho, se podía seguir sin demasiadas estrecheces. Al menos hacia la mitad de la pista, donde yo estaba.
Algo sabía ya de la puesta en escena de Faith no more después de haber visto algunos vídeos por internet. Un gran telón de terciopelo rojo servía de único fondo para la banda, que inició el directo como si de una orquesta de crucero se tratara. Todos los miembros del grupo iban ataviados con traje blanco impoluto, destacando el carismático Mike Patton, con una rosa blanca en la solapa, un bastón a lo Antonio Gala y el pelo muy engominado. Siendo consecuente con esa imagen, el grupo comenzó la actuación con un tema simbólico, una versión del Reunited de Peaches & Herb que se deslizó elegante en la noche de Bilbao. La canción nos permitió comprobar en seguida la potencia vocal de Mr Patton, un personaje que es capaz de viajar con su garganta del cielo al infierno en cuestión de segundos.
Si alguien iba despistado al concierto y se pensaba que había ido a parar a la actuación de un crooner, rápidamente pudo darse cuenta del error. Nada más cerrar Reunited, las luces se apagaron, el batería marcó un nuevo ritmo mucho más potente, y el sonido de una sirena, generado por Patton con un megáfono, irrumpió para sacar al público de su letargo. Así comenzó un From out of nowhere (The Real Thing, 1989) que la gente cogió con muchas ganas porque, después de la introducción melódica, significaba el verdadero reencuentro con unos grandes. Y Patton a lo suyo. En un instante se había deshecho del pie de micro, buscando espacio para moverse sin descanso por el escenario, demostrando que los saltos y las continuas contorsiones no perjudican para nada su voz.
La banda siguió presentando sus credenciales con el primer tema de Angel Dust (1992), Land of sunshine, donde Patton volvió a hacer uso del megáfono. Esta canción, imponente, dio paso al segundo track del mismo disco, Caffeine, que pareció seguir una línea ascendente en cuanto a dureza y locura. Una vez demostrado hasta donde estaba dispuesta a llegar, la banda se tomó un respiro. Patton tomó la palabra para dirigirse al público en un divertido castellano (su mujer es italiana, así que tiene cierta habilidad en el uso de las lenguas románicas), provocarlo un poco, y hacer una referencia inevitable a la final del Mundial. Lo más sorprendente es que el cantante no se quedó en el tópico y demostró ciertos conocimientos sobre el tema, haciendo una dedicatoria al "nuevo rey de España: Carles Puyol!!" Lo que vino a continuación fue una versión en castellano de la balada Evidence (King for a day... Fool for a lifetime, 1995).
Tras ese momento más tranquilo, la furia de los mejores Faith no more volvió con el trallazo Surprise! You're dead!, contenido en The real thing. A continuación, el grupo protagonizó una de sus bromas habituales al introducir Chinese arithmetic (Introduce yourself, 1987) con una simpática versión del Poker face de Lady GaGa. Sólo ellos son capaces de cometer ese tipo de temeridades.
Dando un salto de unos cuantos años en su discografía, la banda presentó después Last cup of sorrow, un tema de su último álbum de estudio, Album of the year (1997). La canción, con un estribillo bastante coreado, volvió a contar con la intervención del megáfono de Patton, que seguía moviéndose poderoso por el escenario. La dureza de Cuckoo for Caca, de King for a day..., puso a prueba una vez más los amplios registros de la garganta del cantante, que, por mucho que fuerce la voz, nunca parece agotarla. De hecho, dio muestras de conservarla bien fresca al entonar a continuación la ya clásica versión de Easy.
En el ecuador del concierto, Faith no more recurrieron al single de su último disco, Ashes to ashes, donde Patton volvió a lucir cuerdas vocales y su faceta más elegante, a la vez que contundente. Lo que vendría después sería el gran momento del Bilbao BBK Live de este año. El cantante se dirigió a las mujeres del público e interpretó para ellas una versión de Ben, de los Jackson Five. Lo verdaderamente excepcional es que bajó al foso para hacerlo, llegándose a internar en el pasillo central y consiguiendo que uno de los chicos de seguridad entonara con él la última frase de la canción. Fue sin duda un momentazo que, muy lejos de quedar ahí, se amplificó cuando Patton, en lugar de volver hacia el escenario, avanzó aún más por el pasillo (casi llegó a la mesa de sonido) y saltó dentro del público mientras la banda iniciaba la mítica Midlife crisis, del disco Angel Dust. Fue realmente emocionante ver al cantante rodar por encima de la gente sin dejar de cantar ni un solo segundo el que, posiblemente, sea el mejor tema de Faith no more. Cabe destacar la gran cantidad de metros de cable que tenía ese micro (no, no iba con micro inalámbrico) y la dificultad de la travesura, que se alargó prácticamente la mitad de la canción. Para redondear el momentazo, y con Patton ya sobre el escenario, el público tuvo oportunidad de cantar en solitario el estribillo del tema.
The Gentle Art of Making Enemies, de King for a day..., supuso una nueva dosis de tralla en la noche bilbaína. A continuación sonó otro tema de este disco, precisamente el titulado King for day, cuya outro, muy ambiental, sirvió de sutil preludio para uno de los grandes clásicos de la banda, Epic, del álbum The real thing. El tema, parcialmente rapeado, crece con su estribillo mítico, que nos retrotrae a años pasados. Y si fuimos felices viviendo ese momento nostálgico, también lo fuimos experimentando en directo la enorme Just a man, nuevamente de King for a day... Para la ocasión, Patton pidió la colaboración del público, al que invitó a mover sus brazos, no sin cierta dificultad técnica. Éste es un tema que el cantante borda, luciendo pulmones y expresividad. En definitiva, un más que digno cierre para el main set.
Los californianos volvieron a escena de lo más divertidos. Hicieron broma sobre su facilidad para ofrecer bises, diciendo primero que eran "fáciles" y pasando luego a autodenominarse "putas". Bueno, con matices, porque Patton quiso dejar claro que más que puta él era putero. En fin... Después, al intuir el típico cántico futbolero que tanto se estila en los conciertos españoles, la banda se quiso sumar al público acompañándolo con su música, y Patton, dando una vuelta de tuerca más, dedicó el momento a Carles Puyol, David Villa y Sergio Ramos. Sin apenas notarlo, el "oé, oé" mutó en una versión de Chariots of fire que, a su vez, volvió a cambiar para convertirse en Stripsearch, el fantástico tema de Album of the year. Simplemente genial.
El primer bis se cerró con el hit que yo no quería perderme por nada del mundo: Digging the grave. La canción, perteneciente a King for a day..., invitó a saltar y a cantar a todos los allí presentes, y cerró con la potencia que se merecía un set que ya creía el último. Pero no, Faith no more volvieron a salir al escenario en una demostración de que aquélla estaba siendo una gran noche para todos. Patton se dirigió una vez más al público para preguntarle si quería un tema "rudo" o una "balada", y al final el cantante optó por regalarnos una versión de la romántica This guy's in love with you de Burt Bacharach a modo de despedida. De esta manera, nos fuimos del concierto con la voz sobrenatural de Patton grabada en la memoria.
El de Faith no more fue, en mi humilde opinión, el gran concierto del Bilbao BBK Live. Sorprendente, emocionante, enérgico, loco... sencillamente inolvidable. Sólo espero que la buena acogida recibida haga que la banda se plantee la publicación de un nuevo disco que les traiga otra vez por aquí, esta vez en un concierto propio. Yo no me lo perdería.
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son sencillamente fantasticos, yo los he visto tres veces en esta gira y lo que mas me ha llamado la atencion es ver la cara de la gente que no los conocia mucho ALUCINADOS de lo que son en vivo, MUY GRANDES, ojala haya nuevo disco.
ResponderEliminarA ver si es verdad que llega ese disco nuevo porque me encantaría verlos otra vez y, a poder ser, desde más cerca. Su directo vale muchísimo la pena, está claro. Al menos a mí me ha conquistado.
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