sábado, 17 de julio de 2010

Bilbao BBK Live (III): Pearl Jam

La noche temática por excelencia del Bilbao BBK Live tenía dos protagonistas made in Seattle: los ya comentados Alice in chains y Pearl Jam, que encabezaban el cartel de la jornada. A diferencia de AIC o de otras bandas míticas ausentes, como Soundgarden, el grupo que lidera Eddie Vedder no ha dejado de sacar discos y de tocar desde que se formara hace ya 20 años. Eso les ha reportado una legión de fans siempre en aumento, tal y como se pudo comprobar en Kobetamendi. La noche del 9 de julio fue la de mayor asistencia del festival con más de 31.000 personas (según la organización), un hecho que es atribuible, sobre todo, al tirón del quinteto de Seattle.

Después de la perfecta previa que supuso el recital de Alice in chains, la espera se hizo interminable. Como en todos los conciertos de Pearl Jam, la gente fue apretándose y agotando el espacio, lo que provocó que antes incluso de que el grupo saliera a escena, fueran ya muchas las personas desalojadas por mareos. En este punto me gustaría señalar el papel de los chicos de seguridad que, al menos en la parte donde yo me encontraba, fueron muy correctos y comprensivos con todo el mundo, llegando a repartir agua a todo aquél que la pidió. Además, por lo que pude comprobar, alguno de ellos debía ser tan fan del grupo como nosotros, y apenas podía mantenerse quieto mientras caían algunos de los clásicos de los de Seattle.

Se podría decir que Pearl Jam tienen dos maneras distintas de empezar sus conciertos: la ambiental y la cañera. En la primera opción, situaríamos comienzos como Release, Long road, Sometimes, Wash o Inside job, que dejan al público impresionado pero consciente de que, después de la calma, llegará la tormenta. En Bilbao optaron por la opción más festivalera, la cañera, atacando sin contemplaciones la rápida Do the evolution. Eso sí, delicadamente introducida por la pieza de piano de Philip Glass Metamorphosis 2. A continuación, mantendrían el tono con Corduroy, Hail Hail y Why go. Esta última, del disco de debut del grupo, Ten (1991), fue recuperada en su día y, de momento, ya no se ha movido de los set lists de la banda, siendo una de las que tocan con más frecuencia. Los fans siempre responden con entusiasmo a la batería y el bajo que inician la canción, deseosos de que llegue el momento de gritar ese "why go home?!".

A diferencia de lo que pasa en otros conciertos, Eddie no esperó mucho para dejarse seducir por la ya clásica botella de vino, en este caso presuntamente vasco. De hecho, el cantante ya venía entonado de serie, lo que le llevó a estar especialmente comunicativo durante las cerca de 2 horas que duró la actuación. Con esa alegría etílica, Eddie abordó The Fixer, el single del último disco de la banda (Backspacer, 2009). Posiblemente, fue el tema nuevo que mejor sonó en directo, a pesar de que no es el que más me convence personalmente.

De vuelta a los clásicos, Pearl Jam recurrieron al Versus (1993) para interpretar Dissident y Elderly woman behind the counter in a small town. Ambas son siempre bien acogidas por el público pero en especial la segunda, cuya letra es cantada de manera íntegra por buena parte de la audiencia. En esta ocasión, Eddie cambió el "hello!" por un "hola!" y, como es habitual, dejó a la gente cantar uno de los estribillos de la canción. Después de este momento de comunión, el cantante aprovechó para dirigirse a la audiencia y pedirle que diera tres pasos hacia atrás con el objetivo de evitar la presión en las primeras filas. En su speech, Eddie mencionó una vez más a su amigo Javier Bardem, a quien citó para convencer al público de que no vale tanto la pena verles de cerca. Hay que decir que la gente respetó más o menos el deseo del cantante y, efectivamente, dio esos tres pasos hacia atrás. Eso sí, al menos en mi zona, como seguro que ocurrió en otras, unos cuantos descerebrados aprovecharon la reculada para empujar y hacerse sitio hacia delante. Supongo que a éstos poco les importaron los trágicos hechos de Roskilde...

Tras la visita a los temas antiguos, el grupo volvió a su nuevo disco para presentar Unthought known.  El tema ejerció de tregua momentánea hasta el estallido de Even flow, donde el batería Matt Cameron y el guitarrista Mike McCready viven siempre sus mayores momentos de gloria. Precisamente después del recital de este último, Eddie no dudó en enzarzarse con él en una surrealista conversación sobre la edad y las curvas de su Gibson Les Paul. Me alegré de que surgiera ese momento freaky porque nos permitió escuchar a Mike, algo no muy común. En esta ocasión, el descanso entre canciones también sirvió para homenajear al "Modfather" Paul Weller, quien horas antes había tocado también en el festival y cuyo concierto habían estado presenciando tanto Eddie como William Duvall (cantante de Alice in chains). El vocalista de Pearl Jam también aprovechó la ocasión para dedicar unas palabras de admiración a Joe Strummer (ex The Clash) e introducir así una versión de Arms Aloft, uno de los temas de Joe Strummer & The Mescaleros.

El grupo volvió a las canciones propias con Given to fly, una de las habituales del disco Yield (1996). A continuación, Eddie acometió con cierta urgencia vocal la acelerada Comatose, del disco Pearl Jam (2006), y con una calma engañosa cantó el inicio de la inconmensurable Porch, encargada de cerrar por todo lo alto el set principal.



Para el primer bis, Pearl Jam optaron por equilibrar la balanza, ofreciendo dos temas nuevos, Got some y Amongst the waves, y dos clásicos indestructibles, Black y Rearviewmirror. Black, siempre conmovedora, se alargó eternamente, gracias al papel del público, que no paraba de repetir el "tu ru ru tu tu ru ru" característico del tema. Rearviewmirror, muy esperada por mí después de las últimas ausencias, volvió a poner a prueba nuestras gargantas con aquel desesperado "in my... rearviewmirror". Además, no sé si porque la deseaba mucho, me pareció una de las versiones más desquiciadas que he oído nunca. Dicho de otra manera, un perfecto colofón para el primer bis.

Cuando se presentaron los horarios del Bilbao BBK Live, los seguidores de Pearl Jam sintieron cierta frustración al ver que el grupo sólo tenía asignada 1.30h de actuación. A ultimísima hora, la organización acomodó el planning y la banda ganó entre 10 minutos y un cuarto de hora de concierto. Sin embargo, la actuación se acercó finalmente a las 2 horas, lo que sin duda nos alegró a todos. Sin esa prórroga final, un segundo bis hubiera sido un poco forzado, la verdad. Afortunadamente ése no fue el caso y todos pudimos disfrutar de un buen final de concierto. Eso sí, esta vez no hubo ni versión de The Who, ni despedida con Yellow Ledbetter.

El segundo bis empezó con la sencilla e íntima Just breathe, contenida en Backspacer. Después de este tema, se produjo una de las anécdotas de la noche, y posiblemente de la gira, cuando Eddie invitó a subir al escenario a un chico, Daniel, que durante el concierto había mostrado un cartel donde decía que su sueño era cantar con Pearl Jam. Dicho y hecho. Eddie negoció la canción con el chaval y éste agarró el micro con decisión para entonar Daughter. A pesar de las críticas que ha recibido este episodio por parte de algunos fans (que si el espontáneo ha jodido el bootleg, que si no dejaba cantar a Eddie, etc.), lo cierto es que el tal Daniel se defendió muy bien en una circunstancia en que la mayoría habríamos olvidado completamente la letra. El chico vivió su momento de gloria, no cabe duda, y sólo rechinaron un poco las dedicatorias finales. Aunque supongo que son comprensibles.



Tras este momento "especial", el grupo abordó el final definitivo del concierto interpretando su gran emblema, Alive. El riff a cargo de Stone Gossard fue una vez más el emocionante inicio de un tema que puso el broche de oro a la noche Seattle del BBK Live. Con la perspectiva que dan los días, no creo que hubiera un final mejor para una jornada que inevitablemente estaba impregnada de mucha nostalgia. Eso sí, espero que la próxima vez que vea a Pearl Jam no sea en el contexto de un festival, lo que condiciona sin duda la elección de temas y la duración del concierto. Para mí el gran referente seguirá siendo Barcelona 2006.

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