Esta semana se ha estrenado la nueva película de Michael Mann, Enemigos públicos, con el evidente reclamo de Johnny Depp y, en menor medida, de Christian Bale. El film narra los avatares de John Dillinger, un asaltante de bancos que se hizo muy popular en los Estados Unidos de los años 30.
Depp encarna al gangster con su pasión habitual, acrecentada por el hecho de que el actor siente verdadera simpatía por el personaje, al que ve como un Robin Hood de la época (así lo ha afirmado en varias entrevistas). Aún así, no intuyo en su interpretación ninguna intención de convertir a Dillinger en un personaje caricaturesco o histriónico, como algunos querrían ver (sin duda influidos aún por el pirata Sparrow o la peculiar galería de personajes de Tim Burton). En esta película, me parece que un Johnny Depp más maduro se esfuerza por equilibrar el encanto suficientemente documentado de Dillinger con la dureza propia de un gangster que maneja más armas que Rambo. En esta tarea le ayuda de manera efectiva la gran Marion Cotillard, una dulce parisina que se ha ido consolidando en el cine norteamericano con paso firme. Su interpretación de Billie Frechette, la novia de Dillinger, es uno de los fuertes de la película.
Menos destacable es el trabajo de Christian Bale, quien encarna al agente del FBI Melvin Purvis, la necesaria némesis de John Dillinger. No creo que sea un problema achacable al actor sino más bien al guión, que no se detiene ni un momento para darnos a conocer al personaje con mayor profundidad. Es una pena, sin duda, porque podría haber sido interesante ahondar en su punto de vista (apenas insinuado en algunos pasajes, como el momento en que parecen asomarse unas lágrimas a los ojos de Purvis). Detecto esa misma falta de atención en otra vertiente de la historia que podría haber dado más de sí: la fascinación que parece sentir la gente por la figura de Dillinger. Se muestra brevemente en un par de escenas pero creo que debería estar más presente durante todo el metraje.
Por lo demás, me parece que Mann ha hecho una buena interpretación del género y que Enemigos públicos es una notable película donde la acción y el sentimiento conviven sin estridencias. A pesar de su larga duración (140 m.), no me ha parecido en ningún momento una cinta pesada e incluso diría que gana interés con el paso de los minutos, dejando para el recuerdo no pocas escenas.
No querría olvidarme de señalar algunas curiosidades de la película como el hecho que coincidan en ella dos de los protagonistas de Big Fish, Marion Cotillard y Billy Crudup, o que aparezca brevemente Emilie de Ravin, popular por encarnar a Claire en la serie Lost (Perdidos).
Menos destacable es el trabajo de Christian Bale, quien encarna al agente del FBI Melvin Purvis, la necesaria némesis de John Dillinger. No creo que sea un problema achacable al actor sino más bien al guión, que no se detiene ni un momento para darnos a conocer al personaje con mayor profundidad. Es una pena, sin duda, porque podría haber sido interesante ahondar en su punto de vista (apenas insinuado en algunos pasajes, como el momento en que parecen asomarse unas lágrimas a los ojos de Purvis). Detecto esa misma falta de atención en otra vertiente de la historia que podría haber dado más de sí: la fascinación que parece sentir la gente por la figura de Dillinger. Se muestra brevemente en un par de escenas pero creo que debería estar más presente durante todo el metraje.
Por lo demás, me parece que Mann ha hecho una buena interpretación del género y que Enemigos públicos es una notable película donde la acción y el sentimiento conviven sin estridencias. A pesar de su larga duración (140 m.), no me ha parecido en ningún momento una cinta pesada e incluso diría que gana interés con el paso de los minutos, dejando para el recuerdo no pocas escenas.
No querría olvidarme de señalar algunas curiosidades de la película como el hecho que coincidan en ella dos de los protagonistas de Big Fish, Marion Cotillard y Billy Crudup, o que aparezca brevemente Emilie de Ravin, popular por encarnar a Claire en la serie Lost (Perdidos).
¿Has visto qué horas?
ResponderEliminarPersonalment, a mi la peli no em va matar gaire, i incidiré en dos aspectes que tu també comentes. Crec que gran part de la culpa de que el film no acabi de fer el pes és que el ritme intern de la pel·lícula i el ritme en que avança són completament contradictoris. M'explicaré. Les escenes solen ser molt llargues, però alhora són tan ràpides, presenten tantes coses de cop, tants creuaments de bales i carreres dels personatges que sembla que la historia vagi una mica a cops. Efecte: l'escena es fa pesada, ja hem captat tot l'ambient, tota la situació, però no et dóna temps d'assimilar l'acció. L'altre gran error és que el director no ha sapigut aprofitar el fil contextual. Només fa un parell de pinzellades de la situació social i econòmica (l'escena en què els gàngsters mengen a la casa mig derruïda d'una dona que va amb parracs és un exemple). Si hagués aprofundit molt més en aquest tema, no només la mitificació de Dillinger s'entendria molt millor, sinó que també la pel·lícula donaria el típic cop d'efecte en tractar un tema universal com és la desil·lusió social (els ciutadans gairebé s'alegren que atraqui els bancs, als que culpen de la bombolla que va portar al crack del '29) i la misèria humana.
No sé, la veritat és que hauria de tornar a veure-la per apreciar el que comentes de les escenes. A mi no em va xocar tant tot i que potser sí que vaig notar dues meitats de la pel·lícula, no sé si influïda per ritmes diferents. El tema del contex socioeconòmic... totalment d'acord. Podria haver estat molt interessant :-)
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