En términos objetivos, Rammstein no destacan por su calidad musical. Supongo que están entre mis grupos favoritos por una cuestión de piel más que por cualquier otra cosa. Sí, disfruto con su sonido rudo, con su humorística sobredosis de testosterona, con su espectáculo circense y, por qué no, con sus muestras nada despreciables de buena poesía (escondidas tras un idioma, el alemán, que muchos prefieren relacionar con el nazismo antes que con la lírica) pero nunca esperaría que uno de sus discos se convirtiera en una obra maestra del rock.
Después de los trabajos un tanto discretos que se han publicado este año (y que ya he comentado en entradas anteriores), la verdad es que no esperaba mucho más de Liebe ist für alle da, el nuevo CD de los alemanes. Y más teniendo como única referencia el single Pussy, una pegadiza canción que combina el inglés y el alemán para transmitirnos un mensaje tan poco sutil como "you have a pussy, I have a dick, so what's the problem? Let's do it quick".
Quizás han sido estas modestas expectativas las que han hecho que el último de Rammstein me haya sorprendido tanto, hasta el punto que me parece, incluso, un grandísimo trabajo. Liebe ist für alle da alterna perfectamente el humor y la oscuridad que caracterizan al grupo, visibles en un repertorio de letras que van desde el entretenimiento más gamberro al más alto romanticismo, sin olvidar el estilo siniestro y a veces sádico que popularizó la banda alemana en la segunda mitad de los '90. Musicalmente, es un disco muy duro, lo que demuestra que los chicos de Rammstein siguen teniéndolo clarísimo a pesar de que ya están más cerca de los 50 que de los 40. Por otro lado, Liebe ist für alle da mantiene los vínculos con el trabajo más sinfónico de la banda, Mutter (2001), ya que vuelve a recurrir a coros y arreglos orquestales en más de la mitad de sus cortes.
El álbum arranca a lo grande, con un tema a la medida del grupo. Rammlied (palabra inventada que podría traducirse como la canción de Rammstein) intenta emular el himno que ya supuso Rammstein (Herzeleid, 1995) en los inicios de la banda. Se trata de una especie de presentación orgullosa del grupo que empieza con unos versos melódicos al más puro estilo Mein Herz Brennt (Mutter, 2001). Mucho me sorprendería que esta canción no se incluyese en el nuevo directo de la banda porque está hecha para pisar el escenario y levantar a las masas.
El segundo corte es uno de los temas más pegadizos (que no comerciales) del disco, Ich tu dir weh. La canción, que tanto podría explicar una relación sadomasoquista como un amor no correspondido, nos descubre una faceta de Till como cantante poco habitual. Cuando escuchamos el estribillo del tema, tenemos al menos la sensación de estar ante algo nuevo, descargado de la gravedad que caracteriza al vocalista a la hora de abordar ciertas temáticas.
Waidmanns Heil es uno de los temas más agresivos del disco, con una batería desbocada, las clásicas guitarras aceleradas y al unísono de Richard y Paul, y el tono gutural de Till acentuando la palabra "sterben" (morir) en el estribillo. Si nos ceñimos a una intepretación literal, la canción nos narra la cacería de una cierva. Si vamos un poco más allá, no obstante, reconoceremos tras las metáforas la narración de un acercamiento sexual. Parece ser que la letra está extraída de un poema de Till.
Haifisch es una de las canciones más frescas de Liebe ist für alle da. Incluye un sampler a lo Depeche Mode y su evolución es de lo más rítmico, con un estribillo de métrica impecable que invita a ser coreado. Esa parte del tema es un homenaje a la popular canción Die Moritat von Mackie Messer de La ópera de los tres centavos de Bertolt Brecht.
El quinto corte del disco vuelve a ser un tema especialmente duro, B******** (Buckstabü). En él, Till se transforma en una especie de Rey de las Tinieblas que primero nos recita pesadillas al oído y luego nos asusta con su grito más potente. La agresividad del tema tiene como contrapunto un acertado acompañamiento orquestal.
Frühling in Paris es una de las dos baladas del disco. Como su propio nombre indica, se ambienta en la capital francesa y se deja contagiar por sus sonidos, su idioma (dos versos del estribillo son en francés) y, claro está, por su romanticismo. Todo esto matizado con el tono sensual e intenso que tan bien cultivan Rammstein al hablar del amor ("wenn ich ihre Haut verliess, der Frühling blutet in Paris", es decir, "cuando dejé su piel, la primavera sangró en París). La emoción de la letra se refleja también en la música, que empieza en un registro acústico afrancesado para acabar eclosionando a merced de las guitarras eléctricas.
Wiener Blut nos engaña con un comienzo suave que rápidamente nos desvía a terrenos más oscuros. Y de forma literal porque Till nos grita a modo de siniestro anfitrión "Willkommen in der Dunkelheit!". En este tema, duro como el que más, el cantante vuelve a recurrir a una de sus imágenes preferidas, el castillo, que aquí representa el sótano donde Josef Fritzl, "el monstruo de Amstetten", mantuvo retenida a su hija durante más de veinte años.
Después de esta historia siniestra llega el primer single del disco, la explícita Pussy. Aquí no hay metáforas que valgan... bueno, con la hilarante excepción del verso que alude al "Bratwurst" y la "Sauerkraut". Si Ich tu dir weh era pegadiza, ésta lo es doblemente. Sería el equivalente de Amerika (Reise, Reise, 2004), incluso por su coqueteo con el inglés, que la hace mucho más fácil de recordar para la gran mayoría de los mortales. Hay que decir que en el contexto del disco me ha sonado mucho mejor que como single, aunque eso no quita que sea el tema más facilón y bailable de este trabajo.
El nuevo álbum de Rammstein sigue avanzando con el tema homónimo Liebe ist für alle da, una canción acelerada donde Till vuelve a adoptar su papel más siniestro para hablar presuntamente del deseo y las fantasías.
El décimo tema del disco es mi favorito sin lugar a dudas. Mehr lo tiene todo: estrofas al más puro estilo Mutter (2001), un estribillo potente sustentado sobre las guitarras y una espléndida batería, y una parte final in crescendo donde Till está perfecto en voz y expresividad. De hecho, el trabajo actoral del cantante es maravilloso durante todo el tema. De él se vale para hablar con múltiples matices sobre el egoísmo y la codicia sin límite.
Liebe ist für alle da se cierra con la segunda balada del disco, Roter Sand. El tema, básicamente acústico, narra un trágico duelo por amor. Una vez más, Till ofrece su vertiente más poética para concluir un álbum (ya lo hiciera con Nebel en Mutter y con Amour en Reise, Reise).
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